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Las pérdidas económicas ocasionadas por este movimiento afectarán el PIB nacional.

Este pasado fin de semana un grupo de no más de 100 manifestantes decidieron tomar la caseta de entrada a la Ciudad de México de la autopista a Cuernavaca.

En cartulinas improvisaron mensajes de apoyo a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). No a la privatización de la educación, no al cobro de los libros de texto gratuitos. Y por supuesto: contribuye con tu cuota a la lucha contra el Estado represor.

Los empleados de Caminos y Puentes que tienen la encomienda de cobrar no estaban evidentemente en sus casetas; en su lugar los manifestantes se plantaban frente a cada uno de los autos de una larga fila que alcanzaba kilómetros para poner frente a la ventanilla de los conductores su voto para la “contribución voluntaria”.

Las policías, tanto la del gobierno de la Ciudad de México como la federal, sólo contemplaban cómo se cometía una larga lista de delitos en la caseta de cobro de esta autopista.

Esta escena se repite y se multiplica por todo el país. No hay una manifestación de profesores inconformes con una ley educativa injusta. Eso es falso. Lo que hay es una coordinada acción de insubordinación social ante las autoridades que tiene tintes de estrategia del crimen organizado y aplicación a la letra de manuales de guerrilla.

La CNTE es un membrete que se usa hoy con fines subversivos y les está funcionando. Las pérdidas económicas que ha provocado este extendido movimiento de falsa bandera magisterial han quebrado ya a muchas familias y amenazan con convertirse en un dato negativo para el Producto Interno Bruto de toda la economía.

Las autoridades se ven pasmadas, rebasadas. Si hay una reacción es sólo ante lo mediático, ante aquello que impacte su imagen. Por ejemplo, este lunes había la amenaza de bloquear los accesos al segundo Lunes del Cerro de la Guelaguetza. Ahí sí intervino la autoridad y se impidió el bloqueo.

Pero llevan varios días bloqueando centros comerciales en el anonimato de la falta de cobertura mediática y ahí no hay ninguna actuación de la fuerza pública.

Sin duda el mayor impacto, que puede notarse en términos porcentuales en el PIB, serán los bloqueos en torno al Puerto Lázaro Cárdenas en Michoacán. Impunemente han bloqueado la puerta de salida a una de las zonas de mayor dinamismo industrial del país y eso pesa.

Podrán los estados de Chiapas, Guerrero o Oaxaca notarse menos en el PIB, pero el impacto social es algo que tendrá consecuencias más importantes. Tal parece que lo único que queda es levantar la voz, como lo hace el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), como lo han hecho otras agrupaciones empresariales, y señalar la falta de actuación de la autoridad.

El propio CCE, a través de su centro de estudios económicos, le pone número a las pérdidas. Calculan 4,200 millones de pesos. Un número un tanto arbitrario, pero tampoco tan descabellado.

En un país con tal impunidad no sirve una denuncia ante la autoridad correspondiente, hace falta poner en duda públicamente a la autoridad para que al menos volteen a ver el problema.

La CNTE se mete al PIB - val_int_cnte_020816
Foto de El Economista