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La contratación y los despidos de personal reflejan la descomposición de la ex respetable Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a partir de la descabellada designación de una activista inexperta en administración pública y manejo de una institución autónoma del Estado mexicano.

Fanática de la 4T, ignorante de información elemental que debiera dominar, Rosario Piedra Ibarra se ocupa más en ensalzarse como “víctima” y en el demagógico cacareo de que quiere convertir a la CNDH en “una auténtica defensoría del pueblo”, oportunistamente comprometida con la “austeridad republicana”.

Demoledor ejemplo de su patente ineficiencia fue dado a conocer este martes por mi colega Fanny Miranda en el reportaje titulado Rosario Piedra designó a joven vendedor inmobiliario como visitador.

En ese cargo, Alexander Francisco Brewster Ramírez atiende quejas acerca de derechos económicos, sociales, ambientales y culturales.

Sucede, sin embargo, como lo demostró Fanny, que el sexto visitador no solo ignora la temática bajo su responsabilidad sino que obtuvo el puesto con un currículum falaz, ostentándose de haber sido consultor legal de Greenpeace y asistente legal del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, actividades que jamás ha realizado.

El problema pudiera quedar en que se trata de alguien que para obtener trabajo en temporada de bajísima oferta de empleo comete la imprudencia de engañar, pero se torna grave cuando la empleadora también es mentirosa y lo pone al frente de una de las seis visitadurías de la CNDH.

Rosario Piedra se ufana de conocer muy bien la institución que preside y estar enterada de todo (se infiere que cuando menos lo esencial) de lo que allí ocurre, pero en la entrevista que hace una semana concedió a mi compañero Alejandro Domínguez reveló desconocer, inclusive, la Recomendación del caso Iguala, documento que sin haber leído critica reiteradamente, escudándose en que se lo encargó para su revisión al ex director José Martínez Cruz (uno más de los contratados y pronto echados a la calle por ella), lo cual nunca se hizo, y que decidió desaparecer la Oficina Especial “a petición” de los padres de Los 43.

Gracias a Fanny Miranda hoy se sabe que el inexplicable sexto visitador de la CNDH jamás ha sido “consultor” ni “asistente legal”, sino corredor de bienes raíces en Tulum y que colaboró cuatro meses en Greenpeace como promotor callejero de donativos.

De colección el comunicado de ayer sobre el hallazgo de la reportera de MILENIO: “Por instrucción directa de la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, la revisión del currículum del director general de la Sexta Visitaduría General, Alexander Francisco Brewster Ramírez, así como su veracidad, quedarán bajo procedimiento del Órgano Interno de Control de este Organismo Autónomo.

Esto obedece a los principios de transparencia y rendición de cuentas que la actual administración mantiene”.

Indigna que la degradada Comisión dé tanta vergüenza.