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El dato económico más importante de ayer 26 de noviembre, fue el resultado final de la medición del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre del tercer trimestre del año, aunque quizá el dato más revelador fue el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) de septiembre que deja ver una recuperación, pero a un ritmo más lento.

El resultado trimestral de la economía confirma un rebote entre julio y septiembre que resultó insuficiente para cubrir la baja histórica del segundo trimestre.

Pero el IGAE del noveno mes del año deja claro que una vez que se dio ese rebote del verano, la parte final del año apunta a un repunte más lento. Ese cero crecimiento mensual del sector secundario y el avance del sector terciario de apenas 1.8% refrendan esa lentitud de la economía mexicana en su camino a la recuperación.

Ya veremos el efecto positivo que pueda tener El Buen Fin y los estragos que pudieran causar nuevas medidas de restricción ante los repuntes en los casos de contagios de Covid-19. Pero todo eso son datos, la materia prima de la toma de decisiones.

Fue muy claro que generó más atención ayer 26 de noviembre, entre la opinión pública interesada en los temas económicos las razones del subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, para votar en solitario por una baja adicional en la tasa de interés de referencia, que las consideraciones sobre el dato del PIB del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Las minutas de las reuniones de decisión de política monetaria del Banco de México aportan análisis, razones objetivas y conocimiento de causa para poder conocer por qué la Junta de Gobierno del banco central toma las decisiones que asume.

Los reportes de finanzas públicas, la información del Inegi, los datos sectoriales, en fin, toda esa información es la que permite tener un panorama de las condiciones del país. Pero no hay un discurso que articule toda esa información de manera objetiva para tener una guía, un liderazgo, en plena crisis económica.

Por eso, cuando hay documentos como las minutas del Banco de México, cobran tanta relevancia porque son voces de autoridades con poder de decisión que no serán aplastadas por el ejercicio propagandístico de la 4T, como lo puede ser el dicho de cualquier funcionario de ese gobierno.

La comunicación matutina desde Palacio Nacional es un ejercicio propagandístico que no aporta indicios de un manejo objetivo de la economía del país.

Pueden estar muy satisfechos los simpatizantes de su movimiento porque tienen una voz activa de ese pensamiento sectorial, que se mantiene desde la cúspide del poder. Pero es evidente la ausencia de una voz institucional, de un liderazgo incluyente.

Existe una gran tolerancia social para que el Presidente sea parcial y se puedan usar los recursos del Estado para satisfacer a una clientela política, con todo y la impresión de una Guía Ética para imponer sus ideas morales con cargo al erario.

Por eso, cuando en la mañanera se comentan los datos económicos no se toman como una guía del líder de un país, sino como anécdotas partidistas que se leen como mensajes de campaña.

Discursos sin respaldo

  • La comunicación matutina desde Palacio Nacional es un ejercicio propagandístico que no aporta indicios de un manejo objetivo de la economía del país.
  • Por eso, cuando hay documentos como las minutas del Banco de México, cobran tanta relevancia porque son voces de autoridades con poder de decisión que no serán aplastadas por el ejercicio propagandístico de la 4T, como lo puede ser el dicho de cualquier funcionario de ese gobierno.
  • Los reportes de finanzas públicas, la información del Inegi, los datos sectoriales, en fin, toda esa información es la que permite tener un panorama de las condiciones del país. Pero no hay un discurso que articule toda esa información de manera objetiva para tener una guía, un liderazgo, en plena crisis económica.