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La emergencia actual no se trata solamente de contagios, muertes o crisis económicas. También hay buenas noticias, como la solidaridad social y los avances de la ciencia. Y, al final, no tengo duda de que lo mejor de la inteligencia y naturaleza humanas se impondrá sobre el SARS-CoV-2.

Sin embargo, por ahora el trayecto está lleno de complicaciones. A solo tres semanas de la declaración de emergencia sanitaria, ya se percibe el cansancio por el aislamiento social. A nadie le gusta el encierro.

Además, desde el inicio de la emergencia las medidas sanitarias se han planteado por etapas y cada vez que se hace un anuncio queda la sensación de que todo regresará a la normalidad en cuestión de semanas.

Es cierto que el aislamiento es insostenible en el largo plazo, pero ya es tiempo de reconocer que el regreso a la normalidad será cuestión de meses y quizá años. Negarlo solo alimenta expectativas imposibles de satisfacer.

Mientras no haya una vacuna al alcance de todos, la amenaza del coronavirus seguirá presente. El SARS-CoV-2 es un enemigo poco convencional que nos desgasta en una suerte de guerra de guerrillas. Derrotarlo no será empresa fácil y mucho menos rápida.

Ahora sabemos que es capaz de reactivarse y el grado de inmunidad de quienes se han recuperado está en duda, lo que supone retos formidables para quienes trabajan en una vacuna, que nadie espera que pueda estar ampliamente disponible en menos de 18 meses.

Por ello, no podemos descartar que el fin de la emergencia en México se extienda más allá del 30 de mayo. En todo caso, cuando ello ocurra, la reanudación de actividades necesariamente será gradual. Además, tendrá que concebirse como una retirada táctica y no como una victoria porque, a decir de los expertos, el virus regresará después de un tiempo.

En este momento, la mejor arma para evitar que, levantada la emergencia, el virus regrese pronto y con fuerza, son las pruebas diagnósticas y de anticuerpos. No será fácil conseguir los millones de pruebas que México necesita, pero sin duda esa debe ser una prioridad para la autoridad sanitaria. Y aun así, por un buen rato estaremos lejos de volver a la normalidad… si es que en algún momento eso fuese posible.