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Así, como pateando un bote, llegamos al sexto mes del año y todavía seguimos hablando de las altas tasas de inflación cuando la expectativa inicial era que se desinflara la burbuja de los precios altos hacia finales del 2021.

Pero a esa velocidad pasa la vida. Hoy, prácticamente a la mitad del 2023 estamos a la espera de ver si, ahora sí, ya estamos al final del ciclo de alzas en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y si de la mano de ese influyente banco central, otros países hacen lo mismo.

Es de Perogrullo, pero para esperar que las tasas en algún momento puedan empezar a bajar, primero tienen que dejar de subir.

En este momento nadie tiene la certeza de que el Comité de Mercado Abierto de la Fed ya llegó a ese techo, a esta tasa de interés terminal del ciclo alcista, como para pensar en una eventual vuelta al equilibrio.

La realidad es que en los mercados esperaban que el pasado anuncio de política monetaria de la Fed viniera acompañado de una contundente declaración del final de las alzas en el costo del dinero.

Pero no fue así, por el contrario, la promesa de ese banco central en voz de su presidente, Jerome Powell, fue no quitar la mirada de halcón que tienen sobre la inflación y reaccionar al alza si se mantuvieran las presiones.

Los mercados financieros, que básicamente viven de las apuestas, mantienen hoy la expectativa de que el próximo 14 de junio, cuando se dé a conocer la decisión de política monetaria, se anuncie un nuevo y quizá último aumento en la tasa de interés hasta 5.5 por ciento.

Para ponerlo en números, en el barómetro de tasas de la Fed indicaba, hasta ayer 31 de mayo, que 70% de los participantes del mercado creían que se anunciará este cuarto de punto adicional, contra 30% que estima que el nivel actual de 5.25% sería el nivel terminal de esta etapa restrictiva de la política monetaria.

Para complicar las apuestas se adereza con el posible contenido del mensaje que acompaña a la decisión de política monetaria La combinación más lógica va de un aumento de 25 puntos base y la declaratoria oficial del final del ciclo alcista, o bien, dejarla como está, pero con el mensaje vigente de vigilar y reaccionar a cualquier presión inflacionaria.

Lo que sí queda claro es que la segunda mitad del año será de una tasa de interés estable, al menos hasta el cierre de año, si es que la inflación mantiene una tendencia a la baja, en especial la inflación subyacente que se ha resistido a acompañar los decrementos más notables de la inflación general.

Lo único que será inevitable es que se mantenga la especulación que rodea a las decisiones de la Fed, cada dato de consumo o de las nóminas no agrícolas alimentará la expectativa sobre el comportamiento de la inflación del mes pasado, dato que se publicará el 13 de junio, sí, el mismo día que inicia la reunión del comité de mercados de la Fed.