México no está requetebién, no se crearon dos millones de empleos el año pasado, no se recuperó la economía en marzo a los niveles previos a la crisis
Ahora que el debate entre los gobiernos de las principales economías del mundo es cómo acelerar los procesos de vacunación para procurar una recuperación económica más dinámica y acelerada vea, por favor, dónde están los intereses de la 4T.
Sólo hace falta ver en lo que se ha convertido la conferencia mañanera para tener muy claro que el gobierno mexicano no está del lado de las soluciones. Y que, con ese enorme interés de dividir, de generar odios, de ser proselitista está, más bien, del lado de los problemas.
México no está requetebién, no se crearon dos millones de empleos el año pasado, no se recuperó la economía en marzo a los niveles previos a la crisis, no se domó la pandemia, ni se va a cumplir a tiempo con el Plan Nacional de Vacunación. Vamos, no se rifó el avión. Todos esos son montajes discursivos que hoy necesitan un poco de malabares en la Pista Dos para distraer a los electores.
Dentro de esta ausencia de liderazgo lo paradójico es que empiezan a fluir algunas buenas noticias en la economía y que se notan en la mejora de los pronósticos del Producto Interno Bruto (PIB) para este 2021 y el próximo año.
El tema es que esas estimaciones más positivas vienen acompañadas de la respectiva letra pequeña y no pocas advertencias de otras calamidades futuras.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró sustancialmente el pronóstico del comportamiento económico del mundo, de América Latina y de México. Hay que festejar que este organismo internacional adelanta un crecimiento del PIB mexicano este año de 5 por ciento.
Esta mejora tiene algunos peros que hay que considerar. El primero, es que el rebote de la economía mexicana este año será dispar. El mercado interno se mantendrá deprimido, mientras que el salvavidas estadístico vendrá del sector exportador.
Ahí es donde hay que entonar las fanfarrias para los planes del gobierno de Joe Biden en Estados Unidos, que nos harán el favor de arrastrar al cabús mexicano.
Y también hay advertencias de lo que México enfrentará en los años por venir. El propio FMI apunta que el porcentaje de la deuda pública mexicana habrá de elevarse y mantenerse por arriba de 60% del PIB. Foco rojo para un país con tan bajos niveles recaudatorios y que gasta descontroladamente.
Ahí está también el foco rojo de la situación financiera de Petróleos Mexicanos y los riesgos de incumplimiento, como lo advierte Fitch Ratings. Esto arrastraría, no sólo a la petrolera, sino a las finanzas públicas del país.
Y de paso, como secuela de la masiva medicina fiscal y monetaria que aplica Estados Unidos para cumplir con ese crecimiento estimado por el FMI este año de 6.4%, están las posibilidades de un calentamiento inflacionario que seguro ya debe ser materia de análisis al interior del Banco de México.
Y, en todo esto, ¿dónde está el gobierno federal? Porque si su plan es usar su tiempo en hacer campaña con las videotecas de principios de siglo y profundizar los rencores sociales, claramente hay que apuntarlo del lado de los problemas y no de las soluciones.