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En este momento el vehículo más vendido en Estados Unidos es una pick-up de la marca Ford de más de 3 toneladas de peso, de 2 metros de altura y casi 6 metros de largo, que si bien goza de una avanzada tecnología anticontaminante, no deja ver una preocupación de los ciudadanos de ese país por la protección del medio ambiente y la economía del combustible.

La Gran Recesión del 2008 se llevó en la cuesta abajo al gran icono de la industria automotriz estadounidense General Motors, entre otras cosas porque mantenía como una de sus principales banderas la marca Hummer, de grandes camiones de origen militar, que consumían enormes cantidades de combustible en momentos en que el galón de gasolina costaba más de 4 dólares.

El gobierno federal tomó la determinación de rescatar a esta empresa y con recursos públicos levantó de la quiebra a una firma que supo también cómo salir de esa condición y de paso dejar una buena ganancia para el gobierno de Washington con el paquete accionario que había retenido. Pero a la par del rescate de General Motors y del resto de la economía estadounidense, se hizo la promesa de iniciar una investigación científica exhaustiva para que a la vuelta de una década circularan en las carreteras de ese país automóviles eléctricos o al menos poco contaminantes y de gran rendimiento.

Durante el 2009, en plena crisis mundial, Barack Obama puso sobre la mesa 2,400 millones de dólares en subsidios para desarrollar baterías eléctricas para mover automóviles.

General Motors se lavó la cara descontinuando su marca Hummer y lanzando al mercado un auto híbrido de nombre Volt, modelo del que hoy vende 1,000 unidades al mes de los 251,000 autos y camiones que desplaza esa marca.

Otros híbridos más populares como el Toyota Prius tuvieron en septiembre un aumento en ventas en Estados Unidos de 12%, pero sobre una base de pocas unidades. Los modelos eléctricos de Tesla son objeto del deseo de los Millennials, pero son muy caros para ser opción general.

El punto es que en Estados Unidos se vendieron el mes pasado más de 1 millón 440,000 vehículos nuevos, con un aumento de 16% anual y destaca el robusto aumento de la categoría de los trucks, como la F-150 que le platicaba al inicio.

Los autos como motor diésel representaron el mes pasado 11% de las ventas automotrices; sin embargo, solían ser de 20 por ciento.

Evidentemente, el escándalo de Volkswagen pegó como tubo. Pero para todos aquellos que se atreven a escribir sobre el final de Volkswagen, hay que decirles que si bien las ventas de esa marca bajaron, las de su sello de lujo, Audi, se incrementaron 16 por ciento.

¿Dónde pues perdieron los estadounidenses la memoria de lo que implicaba mantener esos grandes motores? Pues en la realidad de que hoy los galones de combustible están por debajo de los 2 dólares y que su país ha cambiado su realidad de ser un país dependiente y altamente consumidor a uno que puede consumir lo que quiera porque hoy produce como pocos.

En toda esta historia hay un punto a reflexionar. En México no se fabrican esas grandes camionetas, esos enormes motores de seis y ocho cilindros. La vocación es de autos de motores pequeños y ahorrativos, a diésel o gasolina.

De ahí que a la par que el mercado automotriz estadounidense se dispara en sus ventas al menudeo, el mercado exportador mexicano presentó una ligera baja.