Si la expectativa de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos es que su economía se pueda ahorrar una recesión, podemos esperar que la economía mexicana no sea un foco rojo en el 2024
Nada mal esta semana en la economía de Estados Unidos. La Reserva Federal confirmó que se tomará con más calma los incrementos en la tasa de interés ante los buenos resultados en el proceso de desinflación y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, hace cálculos sobre la posibilidad de que ese país no caiga en una recesión, ni siquiera una ligera.
Estas son buenas noticias para la economía mexicana que tiene una dependencia directa tanto en los temas monetarios, como en los asuntos del crecimiento económico. Vamos, la dependencia es casi total en muchos temas.
Si la economía estadounidense logra asimilar la política monetaria altamente restrictiva que ha aplicado la Fed hasta ahora, con una baja en los índices inflacionarios hacia la meta del banco central y apenas con una baja en los niveles de consumo y sin recesión, como pronostica Yellen, habrá sido un éxito la transición entre el rescate económico tras la pandemia y el regreso a la neutralidad inflacionaria.
Este escenario le da la posibilidad al régimen de Andrés Manuel López Obrador de terminar el tiempo constitucional de su sexenio sin sobresaltos externos. Ya todo dependerá de lo que se haga con las finanzas públicas en estos tiempos electorales que, está visto, van a gastar a manos llenas.
Es un hecho, la economía mexicana es resiliente gracias a ese vínculo con la economía de Estados Unidos. El mercado exportador fue el primero que levantó sus actividades tras el parón de la pandemia.
El mercado interno tuvo otra suerte porque millones de mexicanos quedaron en el desamparo en la parálisis provocada por el confinamiento de la pandemia del Covid-19.
El drama social de este abandono de los ciudadanos por parte del gobierno mexicano tuvo recompensas a nivel macroeconómico, porque, efectivamente no hubo un aumento en los niveles de endeudamiento. Algo que ni el más salvaje de los neoliberales tecnócratas se habría atrevido a plantear, sí lo hizo “el gobierno más humanista de la historia”.
El endeudamiento sí ha subido, pero para aceitar las prioridades de gasto del régimen, tanto sus obras de infraestructura de bajo retorno como los programas asistencialistas que no encadenan crecimiento futuro.
En términos macroeconómicos, el crecimiento del Producto Interno Bruto puede ser que ya esté niveles nominales de lo que había en el 2019, al inicio de este gobierno, pero a nivel per cápita sí sufrió un deterioro que tardará muchos años en recuperarse.
Como sea, si la expectativa de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos es que su economía se pueda ahorrar una recesión y desde la Fed estiman que la inflación pueda mantener su ruta de regreso al objetivo de 2% sin mayores sobresaltos, podemos esperar que, por cercanía con el vecino del norte, la economía mexicana no sea un foco rojo en el 2024.
Ya tenemos otros tantos temas de angustia nacional, como el descaro electoral del régimen para quedarse con el poder a cualquier precio, la creciente y descontrolada violencia criminal que ahora se extiende rápidamente a movimientos sociales que con mucha facilidad provocan bloqueos y tomas de instalaciones estratégicas, y muchos otros temas que hoy se han salido de control.