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Cuando se conoció la decisión de la Junta de Gobierno del Banco de México tras su más reciente reunión de política monetaria de elevar la tasa de interés interbancaria a un día en un cuarto de punto, hasta un nivel de 4.25% y supimos que dos integrantes habían votado en contra de tal incremento, dijimos, claro, los que votaron en contra son los más cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador, porque esa medida puede afectar el ritmo de recuperación económica.

Pero después, cuando el propio presidente López Obrador respaldó y hasta con entusiasmo la determinación mayoritaria del banco central de subir la tasa de referencia, porque le entendió como una manera de contener la inflación, pues ya no sabíamos si sus Subgobernadores afines en el Banco de México se habían vuelto más pejistas que el Presidente.

Y, efectivamente, ahora que conocimos las minutas de esa reunión del Banxico vimos que los dos subgobernadores claramente cuatroteístas, Galia Borja Gómez y Gerardo Esquivel Hernández fueron los que votaron en contra de tal aumento.

Borja se enredaba un poco en sus explicaciones para oponerse al aumento, pero Esquivel era claro en sus dichos: la decisión de aumentar la tasa de interés fue precipitada. Ambos son muy cuidadosos de exponer sólo razones monetarias y no argumentar trabas para la recuperación económica, que no es un objetivo del banco para el que ahora trabajan.

Tal parecería que esas habrían de ser las palabras del propio Presidente al conocer la decisión. Pero no, López Obrador dijo textual que el Banco de México subió de manera acertada 25 puntos base la tasa de interés porque buscan mantener la estabilidad inflacionaria.

Otra muy buena decisión que previamente había tomado el presidente López Obrador en materia de política monetaria y de autonomía del Banco de México, había sido la designación de Jonathan Heath Constable como subgobernador. La clara independencia de pensamiento de este personaje no pudo haber pasado desapercibida para el Presidente.

Lo que habremos de ver en las semanas por venir es si se da una conversación entre el Presidente y estos dos subgobernadores de su entera confianza y si eso modifica en algo el discurso presidencial o bien la actuación de los banqueros.

Y hay un elemento adicional que va a ser muy interesante. Cuando en enero o febrero del 2022 se lleve a cabo la primera reunión de la Junta de Gobierno para tomar decisiones en torno a la política monetaria podremos ver la interacción de estos dos subgobernadores, afines a la 4T, con el futuro gobernador del Banco de México, el no menos cuatroteísta Arturo Herrera.

Hasta ahora, lo que sabemos de la visión monetaria del todavía secretario de Hacienda es que respalda plenamente el mandato único del banco central como guardián de la inflación baja y queda ahí su reflexión sobre lo incomprendida que puede ser una inflación estable como factor indirecto para procurar el crecimiento.

La vieja escuela de la izquierda piensa que un poco más de inflación es tolerable si como contraparte se tienen tasas más altas de crecimiento. Se pueden poner buenas esas reuniones en el Banco de México.

Lo que habremos de ver en las semanas por venir es si se da una conversación entre el Presidente, Esquivel y Borja y si eso modifica el discurso presidencial o la actuación de los banqueros.

Sabemos que la visión monetaria de Arturo Herrera es que respalda plenamente el mandato único del banco central como guardián de la inflación baja y queda ahí su reflexión sobre el papel de una inflación estable para el crecimiento.