Elecciones 2024
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En la segunda mitad de la década de los cincuentas y la primera de los sesentas, estuvo en la programación de lo que era Telesistema Mexicano, un programa conducido por Humberto G. Tamayo, llamado como el encabezado de la columna que usted está leyendo. En la emisión, don Humberto prescindía de elenco, frente a las cámaras sólo estaba él. Durante media hora monologaba, casi siempre, de manera epigramática: Dice la biblia con palabras de oro/ busca un amigo y encontrarás un tesoro/ mas yo receloso digo,/ busca el tesoro, ya vendrá el amigo.

Don Humberto G. Tamayo (1903-1971), pionero de la radio y la televisión, además de locutor fue publicista. Hizo varias campañas para los sombreros Tardán que lograron recordación: De Sonora a Yucatán, usan sombreros Tardán. Caballero, usted vale sin sombrero. Con sombrero vale más. Más vale que use sombrero, use sombrero Tardán. Otro anuncio dicho y creado por él que adquirió fama decía: Bárbara, bárbara, bárbara es la leche de la Hacienda Santa Bárbara, leche que hace tres horas era pasto. Aunque no me consta, también se le atribuye un anuncio para una X marca de colchones: Tener hijos es hacer patria. Haga patria en los colchones X.

¿Pero a qué viene recordar al hombre y su programa? Sucede que al llegar a los primeros 100 días de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, este redactor asocia el estilo de gobernar del tabasqueño con la emisión televisiva del señor Tamayo. Tal vez mi percepción estriba en que AMLO, a través de las conferencias mañaneras, se ha convertido en el vocero de su propia gestión, y en las mañaneras, como ya se les dice popularmente a las conferencias, la gran mayoría de las veces sólo habla él. De vez en cuando le cede el espacio a algún colaborador para que desarrolle un tema de su incumbencia.

Las conferencias de las 7 AM —iniciales de Andrés Manuel—, de las que hasta el día cien de su mandato ha realizado 66 —sábados y domingos descansa— son una manera de que el Ejecutivo se comunique de manera directa con los medios, lo que propicia un acercamiento con éstos y, por ende, con la sociedad. No por nada ha llegado a los primeros 100 días de los 2 mil ciento 31 de los que constará su periodo presidencial, con un alto índice de aceptación y popularidad.

Por medio de estas ruedas de prensa matinales que practicó cuando fue Jefe de Gobierno del DF, el Mandatario marca la agenda política día a día, lanza iniciativas, contesta ataques aludiendo su derecho de réplica, hace denuncias contra gobernantes del período neoliberal, ataca a los conservadores y a los izquierdistas radicales —ambos son iguales, dice— y persiste, insiste y machaca su lucha contra la corrupción. No obstante la reiteración del tema hasta el día cien de su administración no ha caído un solo pez gordo en las redes de la justicia.

Aunque cien días es muy poco tiempo para juzgar a un presidente que llegó con legitimidad y fuerza al poder, sí se transluce que López Obrador quiere concentrar el poder para llevar a cabo la cuarta transformación. Para bien o para mal, AMLO se ha constituido en el centro, en el Sol de un sistema de gobierno a cuyo alrededor giran sus colaboradores como planetas de bajo perfil.

Otra analogía que se me ocurre del inquilino de Palacio Nacional es la de un pitcher que desde la loma de las responsabilidades no hace caso de las señales del cátcher y pitchea a su albedrío. Hasta ahora podríamos decir que ha pitchado tres bolas: el aeropuerto, las calificadoras y dejar las guarderías sin recursos económicos; y dos strikes: la lucha contra el huachicoleo y la aprobación unánime de la Guardia Nacional. Es decir su cuenta es 3 a 2. ¿Lanzará otro strike para ponchar al bateador o, por el contrario, éste conectará para embasarse o se volará la bola o, lo peor: el pitcher tabasqueño le dará base por bola?

Lo que no me gustaría es verlo abrumado y con miedo por los problemas de la gobernanza convertido en torero que le ordena a la cuadrilla: Dejarme solo, dejarme solo. Matador ya está usted solo. Y el toro… ¿qué?

Vaivenes

En los primeros 100 días de su gobierno, el presidente López Obrador ha ocupado 56 de ellos a viajar por el país. Esto lo ha hecho en 42 vuelos comerciales en los cuales ha recorrido 40 mil kilómetros. Ha volado durante 4 mil 150 minutos, es decir, 172 horas. Por carretera recorrió 11 mil 728 kilómetros; distancia equivalente a viajar de México a Nueva York ida y vuelta. A bordo de un vehículo terrestre —camioneta o su Jetta— estuvo más de 182 horas. A él le gusta hacer paradas en las carreteras para desayunar en restaurantes típicos sin ningún protocolo de seguridad.

¿Aguantará durante seis años este ritmo de trabajo?

Whatsapp

Sigue muy fuerte el tema del acoso sexual. Ayer en la calle me tope con dos señoritas que me preguntaron: ¿Qué hora tiene? Les respondí: Tengo un cuarto para las dos; y aquí estoy escribiendo desde el Ministerio Público.