Elecciones 2024
Elecciones 2024

El índice del alma es primo hermano del íbamos muy bien cuando llegó la pandemia y sobrino del feliz, feliz, feliz y del yo tengo otros datos. Son líneas discursivas que buscan mantener la gobernabilidad y que mañana se encaminarán a conseguir votos para la 4T.

La mañana de este martes el Inegi habrá ya dado cuenta de la lectura definitiva del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre del primer trimestre del año y del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) a marzo pasado.

Con estos datos duros tendremos dos evidencias, la primera es que nada más falso que eso de que íbamos muy bien antes de que llegara la pandemia a México. Los datos del comportamiento de la economía durante todo el 2019 y el primer trimestre del 2020 muestran que hay una clara tendencia a la baja, al estancamiento, hay datos de una ligera recesión durante los últimos trimestres.

La segunda evidencia es que ya durante marzo, confirmado con el IGAE, la actividad económica muestra una clara caída en picada. Es la primera evidencia de los peores datos que la economía mexicana habrá de registrar en toda su historia.

El derrumbe económico en el que estamos ahora mismo, y del que tendremos evidencias estadísticas durante los siguientes meses, con todo y desempleo, aumento de la pobreza, pérdida de ingreso y demás, requiere mucho más que un alma resistente y feliz para hacerle frente.

El presidente puede despegarse de cualquier lógica económica, porque tiene una amplia base de seguidores que le va a creer cualquier cosa que él diga. Si López Obrador lo señala, las evidencias del fracaso de las políticas de la 4T son para esos millones de seguidores un discurso de mala fe de sus adversarios.

Por eso es que este gobierno necesita del índice del alma, requiere una medición de la felicidad, porque eso da un bote salvavidas a sus seguidores ante los pobres resultados económicos. El cuidado de la narrativa de la transformación le sirve a la 4T para mantener la gobernabilidad y en su momento lo usará como instrumento electoral.

El rápido deterioro económico en el que ha entrado México va a aumentar el descontento social. Los millones de personas que caerán en la pobreza querrán respuestas sobre por qué están peor que antes. Y es mucho mejor para conservar la paz social un discurso de que hoy cuenta más la felicidad, el crecimiento del alma, la fe y la esperanza antes que hablar con la verdad de los números o mantener el discurso de encono y lucha de clases.

Alentar un conflicto entre clases sociales, que pueda rebasar los límites de la violencia, no es algo que le convenga al gobierno federal. Así que es mejor convencer a los irreflexivos seguidores que hoy se puede ser más pobre, sin empleo y pocos ingresos, pero se es más feliz que nunca. Aunque el PIB neoliberal apunte una caída de 20 o 30% durante este segundo trimestre.