Elecciones 2024
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Los funcionarios más técnicos de la 4T han decidido colgarse del sector exportador mexicano para poder justificar las cifras de recuperación económica que esperan para la segunda mitad de este año.

Mientras que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha elegido el camino de los otros datos, el de la verdad alternativa, el de los dichos que prefieren no alinearse con la realidad, el de mentir pues, para asegurar que en tres meses más la economía mexicana va a estar igual que antes de la pandemia.

Instalado en la campaña rumbo a las elecciones del próximo mes y con la mira puesta en la perpetuidad de su movimiento, el jefe del Ejecutivo falla en su tarea de ser un estadista que plantee la realidad y tras ella las posibles soluciones.

Ya veremos la fiesta que van a armar con el rebote estadístico al cierre del segundo trimestre de este año.

En la vida real, puede ser que la industria manufacturera de exportación tenga ese repunte necesario para que este mismo año pudiera recuperar lo perdido por la pandemia. Y eso es básicamente gracias a la vigorosa recuperación que tiene el mercado de Estados Unidos, a donde México destina más de 80% de sus exportaciones.

Pero el resto de la economía tardará años en volver a los niveles previos a la crisis por la pandemia de Covid-19 y otros años más para volver al nivel que tenían antes de la llegada al poder de López Obrador.

La última vez que la economía mexicana creció fue en el lapso enero-marzo del 2019. Eso implica que el PIB mexicano lleva ya dos años en recesión. Dos años.

Pero hay sectores que extienden su depresión económica todavía más lejos.

A propósito del festejo de hoy del Día de la Santa Cruz, que es también el día de los trabajadores de la industria de la construcción, este sector lleva más de 30 meses dentro del terreno de las cifras negativas.

Desde antes de que empezara este gobierno la 4T dejó en claro que los constructores de lo que llaman el régimen neoliberal eran corruptos y como muestra de su desprecio canceló la construcción del aeropuerto de Texcoco para dar a los militares obra de la ampliación de su aeródromo en Santa Lucía.

Pero al mismo tiempo, frenó el gasto en infraestructura y ordenó a sus incondicionales, como la jefa de gobierno de la Ciudad de México, que también frenaran todas las construcciones.

El valor de la producción de las empresas constructoras pasó de 33,575 millones de pesos en mayo del 2018 a 22,202 millones de pesos en febrero pasado, de acuerdo con el último dato disponible.

Es una caída muy profunda, que se ha extendido ya durante mucho tiempo, en un sector que emplea a millones de personas y que claramente depende de la inversión pública, así como de evitar que las autoridades les pongan trabas, mucho menos ideológicas.

Puede ser que el día de San Martín Caballero veamos la mala suerte de los comerciantes, pero hoy día de la Santa Cruz, así le va a la industria de la construcción.