Elecciones 2024
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1. Acabar con el síndrome de Adán. Así le llaman los expertos a ese afán por empezar todo de cero, como si nada del pasado valiera la pena. Esto implica la obsesión por poner nuevos nombres a todo, acompañado de un esfuerzo por cambiar las reglas de operación (o del juego). Eso ha pasado con el aeropuerto de la Ciudad de México; la industria energética: petróleo, electricidad y renovables; los permisos de construcción en la CDMX, y en la procura de medicinas, entre otras. “No vine aquí para estar de florero”, dijo el presidente y esas palabras han permeado en sus colaboradores y otros niveles de la administración pública. Este “mantra” complica la toma de decisiones del sector privado y en algunos casos cancela la inversión. El hecho es que la Inversión Fija Bruta registra una caída de ocho meses consecutivos, al mes de septiembre.

2. Combatir el subejercicio. Uno de los principales problemas de la economía en el 2019 ha sido la retención de recursos en dependencias del gobierno federal. Si esto no se corrige drásticamente, la economía seguirá arrastrando los pies en el 2020. ¿Por qué hablar de una corrección drástica? Las cuentas públicas dan cuenta de un subejercicio de 155,000 millones de pesos al cierre del tercer trimestre del año. A octubre, Pemex había ejercido 76,000 millones de 271,000 millones que le fueron asignados; con la CFE la cifra era de 8,500 millones de 41,400 millones, y en Conagua, 1,400 millones de 8,570 millones. Con estos datos, es normal que la industria de la construcción registre una caída de 11% en el décimo mes del año, comparado con el 2018. Es necesario agilizar los procesos administrativos, pero también explicar a algunos funcionarios de la 4T que el no gastar el dinero autorizado es una mala práctica que merece sanción.

3. Éxito en la implementación de la agenda laboral. Las relaciones laborales ocupan ahora el centro del escenario y en marcha está la búsqueda de un nuevo modelo de gobernanza. Tendremos sindicatos más activos, gobierno más vigilante y empresarios más presionados. El reto es generar un círculo virtuoso donde mejoren productividad, salarios y condiciones de trabajo. El riesgo es aumentar la conflictividad, sin conseguir casi nada de lo que necesitamos. Además, no estamos solos: los estadounidenses buscan pretextos para intervenir y quitarnos competitividad.

4. Mantener disciplina fiscal. Es importante que se mantenga el compromiso del gobierno con generar un superávit primario en las finanzas públicas. Esto está plasmado en el presupuesto 2020 y es fundamental para que el gobierno lleve la fiesta en paz con las agencias calificadoras. Ojo, no se necesita caer en subejercicio para producir superávit fiscal. El equilibrio es producto de muchas cosas: eficiencia recaudatoria y excelencia en el ejercicio del gasto, por ejemplo.

5. Ejecución impecable del acuerdo por la infraestructura. La tensa relación entre gobierno e IP logró un punto de acuerdo en la definición de más de 100 proyectos que pueden detonar inversión privada por 709,000 millones de pesos y además propiciar el desarrollo de algunas regiones o sectores estratégicos. Al gobierno le toca facilitar la realización de estas obras, más que poner dinero. Para que el 2020 y el sexenio de Andrés Manuel López Obrador funcionen en lo económico es imprescindible que este acuerdo funcione bien y pase a la fase 2. No hay lugar para el fracaso o la simulación.

6. Seguridad pública. Seguridad pública. Seguridad pública.