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Si usted quiere ver los efectos de la baja en los precios del petróleo en los mercados internacionales, le pido que no voltee a ver los precios de las gasolinas porque estas solo han bajado un par de centavitos.

Pero no nos quejemos, cuando se dio el inicio de la apertura, esa que el gobierno federal hizo tan mal y a destiempo, casi se arma la revolución por los movimientos bruscos en los precios de un mercado regido por la oferta y la demanda.

Como resultado se regresó a un esquema de subsidios, disfrazados a través de la aplicación discrecional del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y entonces se suavizaron los aumentos, pero también los decrementos.

Así que si desea ver los efectos de la caída de los precios de los hidrocarburos, mejor hay que voltear a ver las operaciones del peso frente al dólar y ver cómo el aumento en el precio del crudo pinta una gráfica espejo con el aumento del dólar frente a la moneda mexicana.

En el panorama de los precios del petróleo, la constante es la duda sobre la capacidad real de los países productores en cumplir sus acuerdos de reducción de producción. La realidad es que el anuncio de principios de año sobre un pacto entre productores dentro y fuera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no ha correspondido con las cifras de bombeo de crudo.

Hay también en esa fotografía panorámica una clara intención del gobierno de Donald Trump de impulsar a los productores tradicionales de energía para que transporten combustibles por gasoductos polémicos, que mantengan la producción de shale gas, que regresen las firmas a las aguas profundas. En fin, la autonomía energética es una obsesión gubernamental.

En las noticias que afectan de manera coyuntural los precios del petróleo están los bajos montos de consumo de energéticos en Estados Unidos. La reserva de crudo de ese país disminuyó menos de la mitad de lo que esperaba el mercado.

La expectativa era una baja de 2.3 millones de barriles y fueron apenas 930,000 menos. Hay un pronóstico de bajo consumo de gasolinas en esta temporada de verano que suele ser la más dinámica para ese mercado en Estados Unidos.

Entonces, la combinación de esos y otros factores que involucran un crecimiento moderado de la economía mundial adelantan que no podemos olvidarnos del factor petrolero como uno de inestabilidad para las finanzas mexicanas.

Ahora, el hecho de que bajen de manera tan drástica los precios del crudo y que tengamos días tan complejos para ese mercado como acaba por ser un aliciente para los productores para que se pongan de acuerdo.

Mantenidos los 50 dólares por algún tiempo se volvieron una zona de confort para los productores, pero esta baja reciente a niveles de 45 dólares por barril, en promedio de los precios referentes del mercado mundial, puede ayudar a que los involucrados en las negociaciones de finales de este mes en el seno de la OPEP puedan resultar exitosas.