Tenemos dos historias que se entrelazan. Una ocurre en la cúpula. La otra sucede en las alcantarillas. Actividades propias de delincuentes comunes se fabricaban en el ombligo del segundo mayor banco de México. Hubo fraudes con facturas de gasolina, venta no autorizada de servicios a terceros y escuchas de conversaciones telefónicas. Todo pudo estar en … Continued
Tenemos dos historias que se entrelazan. Una ocurre en la cúpula. La otra sucede en las alcantarillas. Actividades propias de delincuentes comunes se fabricaban en el ombligo del segundo mayor banco de México.
Hubo fraudes con facturas de gasolina, venta no autorizada de servicios a terceros y escuchas de conversaciones telefónicas. Todo pudo estar en una película de Quentin Tarantino y aspirar a un Oscar. Ocurrió en la Unidad de Seguridad Privada de Banamex. Le costó la cabeza a Javier Arrigunaga, presidente de Banamex. También acelerará la salida de Manuel Medina Mora copresidente de Citigroup y responsable del funcionamiento de Banamex, ante el consejo de Citi.
Tenemos dos historias que se entrelazan. Una ocurre en la cúpula. Es la disputa feroz por el control del consejo de uno de los mayores grupos financieros del planeta. La otra sucede en las alcantarillas. Actividades propias de delincuentes comunes se fabricaban en el ombligo del segundo mayor banco de México.
La pugna en la cumbre es fascinante, aunque se mueve en parámetros racionales. Manuel Medina Mora era un aspirante natural a la máxima posición de Citigroup. Los grandes resultados de la unidad mexicana del grupo global le permitieron llegar a ocupar una de las copresidencias y lo volvieron un antagonista de los otros miembros del consejo de Citigroup. Su enemigo más fiero ha sido Michael Corbat, CEO del grupo. El banquero estadounidense no soporta la arrogancia de Medina Mora. Los partidarios del mexicano aseguran que los celos de Corbat han sido enfermizos. Cuestiona la forma en que se ha utilizado el mexican way para conseguir los grandes resultados de Banamex.
La historia de las alcantarillas es mucho más interesante, entre otras cosas porque está llena de zonas oscuras, preguntas que no tienen respuesta fácil. ¿Cómo es que se incubó en Banamex una unidad que empezó a hacer espionaje? ¿Qué tan arriba en el organigrama llegan las ramas de esta unidad?
Las fechorías de esta unidad ocurrieron durante diez años. El responsable de ella era Federico Ponce Rojas, ex subprocurador de la PGR. Ponce estaba encargado de garantizar la seguridad de los personajes claves del banco. No está claro cómo empezó a atreverse a utilizar su puesto en Banamex para perpetrar una gama muy amplia de delitos. El fraude con notas de gasolina lo emparienta con raterillos. La escucha telefónica lo pone bajo una luz más siniestra. Los medios de Estados Unidos explican que las escuchas se ocupaban de situaciones muy personales de las víctimas y que en algunos casos se compraban estas grabaciones a terceros. La transcripción de las grabaciones se hacía en las oficinas de seguridad privada de Banamex.
El entrelazamiento de las historias detonó el tiro de gracia para la presidencia de Javier Arrigunaga y acelerará la salida de Manuel Medina Mora. Según The New York Times está se daría a principios de 2015, cuando el ejecutivo mexicano cumpla 65 años. Con toda probabilidad, los dos escándalos de 2014 significarán el fin de la administración “soberana” de México en Banamex. Los neoyorquinos aprovecharán el lodo que ha generado Oceanografía y la Unidad de Seguridad Privada. Acotarán el mexican way, pero tratarán de mantener viva esta gallina de los huevos de oro.
Federico Ponce dejó de trabajar para Banamex en diciembre del 2013. La unidad fue desmantelada poco después de su salida. Ahora que la situación se ha dado a conocer, el banco debe ofrecer una amplia explicación pública: ¿a quién se espió y por qué? ¿dónde están las grabaciones y las transcripciones?
PS. Hablando de explicaciones, ¿Por qué siempre nos enteramos de estas cosas por Estados Unidos?