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Semarnat llama a conservar la biodiversidad para evitar enfermedades entre animales y humanos
Ejemplar de murciélago. Foto de Todd Cravens / Unsplash

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) hicieron un llamado urgente a la sociedad para respetar y proteger a los animales silvestres, así como a conservar su hábitat, pues el COVID-19 surgió de la destrucción de los ecosistemas y de la inadecuada manera de relacionarnos con el medio ambiente.

En los últimos 50 años, algunas enfermedades infecciosas “emergentes” se componen no solo de nuevas afecciones en humanos, sino incluyen algunos de los padecimientos más antiguos, que aumentan en virulencia o en ubicaciones geográficas, y pueden ser causadas por bacterias, virus, hongos, protozoarios o parásitos.

Establecen que además del aumento en la capacidad de detección, una serie de factores contribuye a la aparición de padecimientos infecciosos en las poblaciones humanas.

Las enfermedades zoonóticas (transmisión entre animales y humanos) incluyen un mayor contacto con los reservorios microbianos de vida silvestre, provocado por la destrucción de su hábitat natural, a consecuencia del crecimiento no planificado de las poblaciones humanas, y la colonización de regiones anteriormente poco habitadas.

Asimismo, mayor contacto con animales domésticos; mercados de animales sin regulación sanitaria; aumento en los desplazamientos transcontinentales y la disminución en el tiempo de estos traslados; incremento de las áreas agrícolas y pecuarias, y la introducción de especies exóticas invasoras, aunado al tráfico indiscriminado de animales de vida silvestre.

Las dependencias señalan que ante la emergencia sanitaria que provocó la pandemia por COVID-19, mucho se ha especulado sobre el origen del virus, sin tener aún evidencia científica contundente de lo sucedido.

Al respecto, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE por sus siglas en inglés) indica que “la vía de transmisión predominante de la COVID-19 es de humano a humano”.

“La información disponible actualmente sugiere que el SARS-CoV-2 surgió de un origen animal, y los datos de secuencia genética muestran que es un pariente cercano de otro CoV que circula en poblaciones de murciélagos del género Rhinolophus (murciélagos de herradura), aunque hasta el momento no se dispone de suficiente evidencia científica para identificar su origen o explicar la vía de transmisión original a los humanos (que podría haber implicado un huésped intermedio)”, agrega.

“Se requieren investigaciones para encontrar la fuente, determinar cómo el virus se introdujo en la población humana y establecer el posible papel de un reservorio animal en esta enfermedad”, concluye la OIE.

El enfoque en los murciélagos, y en general en la vida silvestre como responsables de las enfermedades emergentes, ha llevado a matar o dispersar especies animales que los humanos históricamente han visto con miedo.

Este miedo equivocado y generalizado a los murciélagos disminuye aún más sus posibilidades de supervivencia que ya estaban en peligro por las actividades humanas y sus modos de consumo, señalan la Semarnat y la Conanp.

Sin embargo, concluyen, la realidad es que los murciélagos generan beneficios no solo a la naturaleza, sino también a la salud y bienestar de los humanos, con acciones como la polinización y dispersión de semillas de más de 130 plantas, entre ellas el agave, que son utilizadas para la producción de alimentos; el control de plagas agrícolas que reduce el uso de insecticidas tóxicos y disminuye los costos de producción y el daño generado al medio ambiente.

Con información de Notimex