Bombero desde hace 30 años, en los que ha salvado vidas, lo que representa su mayor satisfacción, Santos Nicolás Chávez Torres afirma que ha dedicado a ese Heroico Cuerpo la más importante parte de su vida. A sus 61 años de edad, Nicolás desertó del Ejército para buscar más ingresos; trabajó en un circo que … Continued
Bombero desde hace 30 años, en los que ha salvado vidas, lo que representa su mayor satisfacción, Santos Nicolás Chávez Torres afirma que ha dedicado a ese Heroico Cuerpo la más importante parte de su vida.
A sus 61 años de edad, Nicolás desertó del Ejército para buscar más ingresos; trabajó en un circo que recorrió los estados del norte del país como Baja California, donde participó como “el hombre bala”, fue payaso, trapecista y el hombre araña en Tijuana.
Dejó la vida del circo y desde hace 30 años que llegó Acapulco ingresó al Heroico Cuerpo de Bomberos, donde es operador de los camiones, pero también le entra a sofocar incendios cuando se requiere de la ayuda.
Este día, Santo Nicolás Chávez festejó el Día del Bombero junto con sus compañeros. El gobierno municipal les entregó dos camiones y bonos económicos a los que tiene mayor antigüedad.
Asimismo, el alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez anunció la inversión de cinco millones de pesos para la remodelación de las instalaciones de bomberos, reparación de unidades y material de trabajo.
Los más de 147 bomberos disfrutaron su festejo con música viva y de sonido; se pusieron a bailar y comieron barbacoa de pollo con espagueti, también de una rifa de regalos como refrigeradores, lavadoras y pantallas de plasma.
Santos Nicolás dijo que ser bombero a veces tiene sus fallas y beneficios, porque pueden salir a cubrir un incendio pero no se sabe si regresarán.
“Aquí la vida de un bombero es salir a trabajar, pero no sabes si vas a regresar porque puedes perder la vida en un incendio, una explosión o una volcadura, por eso cuando uno sale se encomienda a Dios y a la Virgen”.
Don Santos Nicolás dice que no recuerda cuantos incendios ha sofocado, pero ha salvado vidas y le han reconocido su labor en seis ocasiones, su mayor satisfacción.
En sus 30 años como tragahumo, le ha tocado cubrir incendios fuertes y a la vez perder amigos bomberos que han muerto cumpliendo su deber, como es el caso del sargento Obed Ramírez y los elementos Juan García Barroso y Alejandro Díaz Rodríguez, quienes murieron al combatir el fuego originado en el hotel Calinda, en el 2001.
Nicolás dice que el dedicarle toda su vida a esta labor lo ha dejado sin familia, pues su esposa no comprendió su trabajo y lo abandonó hace tres años.
“Me la pasaba más en la estación de bomberos que con mi familia, mi esposa no comprendió mi trabajo y hace tres años nos divorciamos”, afirmó.
Redacción