La respuesta de Delfina en campaña fue decirse víctima de una “guerra sucia”, pero no desmintió la existencia de los contratos ni la red de relaciones familiares y de negocios en su administración
La pregunta es si la Cuarta Transformación tiene la capacidad de autorregularse, acotar la corrupción en sus filas y corregir las desviaciones de algunos de sus cuadros dirigentes
Esto es urgente, no basta con un aislamiento sin orientación o con spots de televisión pidiendo “comer frutas y verduras”