La respuesta de Delfina en campaña fue decirse víctima de una “guerra sucia”, pero no desmintió la existencia de los contratos ni la red de relaciones familiares y de negocios en su administración
Si bien las elecciones son el mecanismo para designar a nuestros gobernantes y representantes también son un espacio para que los candidatos se expongan al escrutinio público y así conocer su solvencia moral y política. Eso le pasó a Delfina Gómez en 2017.
Entonces se reveló el caso de despojo a los trabajadores del ayuntamiento de Texcoco con los diezmos a sus salarios que iban a parar a las arcas de Morena, pero no sólo eso sino también se supo de los negocios con los que favoreció a su líder político y hoy senador por Morena Higinio Martínez, quien controla ese municipio desde hace dos décadas.
Control que se mantiene intacto con la actual alcaldesa de Texcoco Sandra Luz Falcón Venegas, ex diputada federal, funcionaria en varias administraciones municipales y precisamente subdirectora de Recursos Humanos con Delfina y quien habría sido la encargada de operar los diezmos.
Durante esa campaña electoral, en un trabajo de la reportera Fernanda López, se reveló -mediante solicitudes de transparencia- que Delfina había favorecido con contratos por 32.5 millones de pesos a empresas en las que familiares de Higinio Martínez aparecían como titulares y eran administradas por su primo político José Luis Vázquez Reyes.
En esa trama surge como operador el entonces Tesorero municipal, Alberto Martínez Miranda, hermano del hoy senador, quien otorgó 17 contratos a las empresas Ingeniería, Terracería y Carreteros, ITCA, S.A. de C.V y a Grupo VAZMI S.A. de C.V, cuyo administrador único era Vázquez Reyes, yerno del secretario de Seguridad Pública, Agustín Miranda Meneses, que también es tío de Higinio Martínez.
La respuesta de Delfina en campaña fue decirse víctima de una “guerra sucia”, pero no desmintió la existencia de los contratos ni la red de relaciones familiares y de negocios en su administración. Lo que suena muy parecido al “se trata de una campaña (en contra de Delfina) por las elecciones” del Presidente ante las críticas surgidas tras el fallo que sanciona a Morena por fondeo electoral ilegal.
Pero no sólo es eso, se entiende la defensa presidencial pues Higinio y Delfina encabezan el grupo más poderoso de Morena en el Estado de México y son las fichas más viables para lanzar como candidatos al gobierno de esa entidad en 2023 y descartarlos sería catastrófico para Morena.
Y es que la cosa no está fácil ahí para Morena el próximo año porque tuvo un retroceso importante en los comicios de 2021. Actualmente la alianza PRI-PAN-PRD gobierna 50 de los 125 municipios del Estado de México y concentra el 43.5 por ciento de la votación, mientras Morena y sus aliados tiene el 39 por ciento de los votos y controlan 30 ayuntamientos, 32 menos que los 62 que ganaron en 2018, año en que AMLO logró 54.4 por ciento y 4.4 millones de votos.
El Estado de México concentra el 13.5 por ciento del padrón electoral nacional y es estratégico en cualquier elección presidencial junto con Veracruz y la Ciudad de México, entidades donde se concentra el mayor número de votantes, no se entiende de otra forma el espaldarazo al impresentables gobernador veracruzano Cuitláhuac García.
Por eso Delfina fue cubierta, como Cuitláhuac, por el manto protector de López Obrador con el gran pretexto es el círculo vicioso de las acusaciones sin denuncias formales (sea esto producto del temor a represalias o la desconfianza en las autoridades), pensarlo de otra forma sería pecar de ingenuo o ignorante.