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Es probable que el presidente Andrés Manuel López Obrador use la apreciación del peso frente al dólar como un instrumento más de propaganda de los muchos que utiliza todo el tiempo para conducir su movimiento desde su posición como jefe del Ejecutivo.

Pero también es posible que el líder de la 4T realmente se crea que el mercado le da un aval con esos niveles de paridad peso-dólar por debajo de los 20.

El riesgo de que piensen en Palacio Nacional que esta apreciación cambiaria es una especie de aplauso de pie de los participantes del mercado a sus políticas públicas es que no reflexionen sobre la urgente necesidad de moderación que debe tener este régimen.

Porque una cosa es la resiliencia de los agentes económicos y la velocidad de escape que pueden tener los capitales financieros en el momento en que realmente la situación política, económica y financiera se compliquen, y otra muy diferente es que no haya pleno entendimiento que, ante los ojos de los inversionistas, nacionales y extranjeros, México es hoy un país de riesgo más elevado.

Hay un abuso de la poca información de la que disponen muchos de los fieles seguidores de la 4T cuando en las mañanas López Obrador presume la apreciación del peso y el aumento de las remesas que envían los mexicanos, básicamente desde Estados Unidos.

Hay millones de mexicanos que se han tenido que ir de su país y millones más que están en proceso de intentarlo porque en sus lugares de origen, junto a sus familias, no tienen oportunidades de desarrollo económico o bien porque la violencia los ha hecho literalmente escapar con lo que traen puesto.

Y en el caso de la fortaleza de la moneda mexicana no hay un solo factor interno que lleve a un sentimiento universal de querer poseer pesos mexicanos como respuesta a las políticas públicas del régimen actual. Al contrario, la administración de López Obrador ha generado en algunos momentos la venta de activos en moneda nacional.

El peso hoy ha recobrado fortaleza por una razón estructural de la política monetaria de Estados Unidos.

La inflación general en ese país está en torno a 8% en términos anuales y su tasa de interés se mantiene en 0.25 por ciento. Esto implica que mantener dólares invertidos en instrumentos de renta fija garantizan una pérdida en términos reales.

Por el contrario, comprar pesos mexicanos implica tener un retorno de por lo menos 6.5% que es la actual tasa interbancaria a un día.

En el momento en que la Reserva Federal alcance niveles de tasa de interés más altos y la inflación muestre una tendencia sostenida a la baja, esos flujos cambiarán y entonces el peso se depreciará.

En la medida en que Rusia se estanque en su invasión y tenga que negociar con Ucrania, bajan las ansias de los capitales de volar a la calidad y se aprecia el peso. Si ocurre un accidente militar en Europa del Este, el peso se deprecia.

En fin, cualquier combinación que queramos ver para explicar la fortaleza del peso viene del exterior.