Por Claudia Ma. García Reyes Herrera (@plausi1)
Fui a desayunar con unas amigas y estábamos platicando del caso de una maestra que está muy enferma, al parecer cáncer; cuando de pronto una de ellas dice:
- Bueno pues, hablando de cáncer…
Por supuesto, mi amiga tiene un tremendo timing, le dicen la sutil. No puedo decirles el escalofrío que sentí en ese momento. Tuve que respirar muy profundo para que mi corazón no saliera volando de la taquicardia que me entró.
Nos contó cómo hace un mes más o menos fue a su revisión de rutina; le tomaron la muestra para el papanicolaou y listo, tan tranquila como siempre se fue de vacaciones.
Estando fuera de la ciudad el doctor le llama para decirle que vio algo que no le gustó en sus resultados y que ya le había agendado una cita para un estudio al otro día, ósea en chinga. Mi amiga le dijo que pues no podía porque estaba fuera, así que el doctor le pidió que en cuanto llegara tenía que ir a realizarse el estudio.
Total le hicieron el estudio y le tomaron una biopsia, de la cual los resultados tardaron más de una semana, un tiempo eterno cuando se están esperando unos resultados de “algo” que no sabemos que es pero está raro, pero no nos gusta como se ve.
Cuando le entregan los resultados le dicen que tiene una lesión precancerígena, o sea, si no la hubiéramos encontrado ahorita en máximo dos años tendrías cáncer.
Había 2 opciones de tratamiento:
- Remover el tejido donde se encontraba la lesión y hacer una biopsia y en caso de que se encontraran más células con lesión alrededor de lo que se veía en un inicio quitarle la matriz.
- Quitarle la matriz de una vez.
Su decisión:
“Quítenme la matriz de una vez”. Ella ya tiene 3 hijos y su tirada es ya no tener más, así que como bien le dijo su hija de 10 años cuando le explicó para que servía la matriz:
- Que bueno que te la van a quitar, así estamos seguros de no tener otro hermanito.
La parte positiva es que los ovarios permanecen y por lo tanto no tendrá una menopausia temprana.
No sé como explicarles lo agradecida que ella está de haber ido a ese doctor ese día y que hayan encontrado tan a tiempo esto que tiene. Y yo con ella y toda su familia. Pronto le quitarán la matriz y el problema estará resuelto. El susto nadie se lo quita pero en eso queda.
Por supuesto que todas la que fuimos hoy a desayunar salimos corriendo a hacer cita con el ginecólogo, o eso espero. Sí, ustedes, ya sé que me están leyendo. ¡HAGAN SU CITA!
A veces pensamos que no nos puede pasar nada, a veces ponemos a todos los demás antes que a nosotras, creemos que porque estamos jóvenes nada nos va a dar cuando cada vez escuchamos o sabemos de casos de cáncer de muchos tipos en personas demasiado jóvenes.
Hoy no vengo a quejarme de mis hijos, tampoco a chismorrear de mi amiga porque si quisiera chismearles les contaría toda la bola de tonterías que dijimos sobre el tema del puritito nervio que nos dio. Hoy vengo a gritarles: ¡Cuídense! ¡Vayan a sus revisiones! ¡Háganse sus check up anuales! Hagan todo para prevenir porque no somos eternos pero de nosotros depende durarle mucho a nuestros chamacos.
Yo por mi parte haré lo propio porque quiero vivir mucho tiempo para seguir siendo testigo de las aventuras y desventuras de mi par de monstruos.
Gracias por leer