Es tiempo de que el Presidente López Obrador reflexione sobre el impacto de sus palabras y le diga a sus fanáticos que este tipo de expresiones deben parar
* El sábado se le prendió fuego a una imagen de la ministra Piña… ¿qué sigue?
* El súper delegado del Bienestar en Sonora es un cobarde
* Si el Presidente quiere ahorrar debería desaparecer el Inmujeres y la CNDH
SEÑAL DE ALERTA.- La palabra es muy poderosa. Y la palabra hablada, por su inmediatez e impacto, puede convertirse en un arma letal, incluso mortal. Y el Presidente López Obrador lo sabe muy bien, porque con ésta insulta, lastima, acusa, señala, lapida arenga, ofende, humilla, exhibe y divide. De eso se tratan sus conferencias mañaneras, esas que sus aplaudidores y aduladores califican como “un valiente e inédito ejercicio de comunicación”. Y desde ahí, desde ese muy influyente espacio, desde muy temprana hora, desde Palacio Nacional o desde algún punto de la provincia mexicana en donde se encuentre de gira, el Primer Mandatario arremete contra todo y contra todos aquellos a los que considera sus enemigos, adversarios o rivales, aplicando a diario el ancestral principio bíblico de “el que no está conmigo, está contra mí” (Mateo 12:30): Periodistas, empresarios, padres de niños enfermos de cáncer, la comunidad científica, jóvenes estudiantes que desean irse al extranjero a cursar un posgrado… sus “piñatas” favoritas en estos momentos son los integrantes del Instituto Nacional Electoral (SCJN) y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que, curiosa y coincidentemente, son dos de los últimos reductos de autonomía y democracia que nos quedan a los mexicanos. Un día sí y otro también el Presidente les atiza, los denosta y los golpea por una muy simple y sencilla razón: Porque no se han querido someter a su voluntad e intenciones. Por eso, lo que vimos el sábado pasado en el Zócalo de la Ciudad de México, durante su marcha-mitin que dizfrazó como conmemoración del 85º aniversario de la Expropiación Petrolera, con una enardecida horda de obradoristas enardecidos incedciando una figura de cartón de la ministra presidenta de la SCJN, Norma Lucía Piña Hernández, mientras danzaban primitivamente alrededor de ella, debe ser considerado como una muy seria llamada de atención de algo que podría salirse de control con muy serias consecuencias. Es tiempo de que el Presidente López Obrador reflexione sobre el impacto de sus palabras y le diga a sus fanáticos que este tipo de expresiones deben parar, porque de no hacerlo se corre el peligroso riesgo de que por ahí surja algún desquiciado al que no le parezca suficiente quemar una piñata de algún enemigo de la 4T. ¡Ya basta!
LA BARBAJANERÍA AL MÁXIMO.- Y a propósito de la marcha-mitin del sábado pasado en el Zócalo capitalino y a la agresión a la ministra Piña Hernández, ¿qué les parece esta perla cortesía de Jorge Luis Taddei Bringas, el súper delegado de la Secretaría del Bienestar en Sonora, extraída de su cuenta de Twitter?: “Eso es gravísimo. Exigimos que la señora sea atendida de sus quemaduras, que supongo de 3er. Grado. Que el gobierno pague los servicios médicos necesarios y se encarcele a los responsables. No se debe llegar al exceso de la violencia física. Pronta recuperación a la ministra”. Obvio, como buen exponente del machismo y la misoginia, el finísimo y educadísimo don Taddei (quien, por cierto, tiene a muchos miembros de su familia viviendo del Presupuesto) borró su tuit tras una andanada de comentarios que le hicieron llegar los internautas. Todo un clásico: Aventar la piedra y esconder la mano, ¿verdad, señor súper delegado?
FEMINISMO INEXISTENTE.- No cabe duda que en México las mujeres cada día que pasa están más expuestas y vulnerables a ataques de todo tipo. Y también es indudable que desde el autoproclamado “gobierno más feminista de la historia” no hay interés en aterrizar políticas públicas a favor de la población femenina. Así que, bajo este contexto, y tomando en cuenta la obsesión presidencial por hacer ahorros ¿por qué no desaparecer el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)?, organismos a los que se les destina un presupuesto muy gordo y que lamentablemente sólo están sirviendo para dos cosas: Para nada y para nada. El sexenio del Presidente López Obrador ya está en su recta final y las señoras Nadine Gasman Zylberman y Rosario Piedra Ibarra, de plano, no pudieron encontrarle la cuadratura al círculo. Sus gestiones han sido una verdadera decepción y un fracaso total.
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