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Son más de ocho millones las personas contagiadas por Covid-19 en todo el planeta y van casi medio millón de muertos por este mal que ha venido a cerrar con aflicción la segunda década del siglo XXI. El coronavirus ha demostrado una capacidad de contagio muy por encima de lo que en un principio se calculó, lo que ha permitido que éste se haya propagado por todo el mundo de manera impresionante –que diría el clásico brasileño.

Disposiciones como la higiene, el uso de cubrebocas y el distanciamiento corporal seguirán siendo positivas, podrán frenar el número de contagios, pero dependerá de encontrar la vacuna y ponerla a la disposición del género humano, sin distinciones entre países ricos y países pobres, para erradicar el mal. Y esto no es nada fácil. Inclusive existen expertos que consideran que a pesar de los afanes científicos, éstos podrían resultar estériles y la solución no llegar nunca. Aquí le hacemos un lugar a la vieja frase de que un pesimista es un optimista con información.

Sin compartir el pesimismo –ni la información– de los expertos, luego de hacer una somera pero variada investigación, reconozco que lograr una vacuna efectiva implica, además de un alto costo económico, un cúmulo de grados de dificultad: Primero, el proceso de ensayo y error es algo que, por más que se quiera, no puede acelerarse. Segundo, en caso de encontrarla, la vacuna deberá ser producida en cantidades nunca antes vistas, varios miles de millones de unidades en el menor tiempo posible. El tercer paso sería el de efectuar campañas globales de vacunación; y, aunque parezca increíble, persuadir a muchas personas de la importancia y los beneficios para la salud que brindaría la vacuna.

Uno de los voceros de la comisión para el Covid-19 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y profesor de virología de dicha institución académica, el médico Mauricio Rodríguez Álvarez, opina que uno de los riesgos en la búsqueda de una vacuna consiste en que el desarrollo de ésta forme parte de las agendas políticas. Esto es, que los gobernantes se comprometan con sus gobernados a encontrar en un plazo perentorio la vacuna; lo que podría ocasionar que los científicos, apurados por los políticos, no alcanzaran a completar, en tiempo y forma, todas las actividades, científicas y regulatorias requeridas, lo que ocasionaría ineficacia y riesgos en la vacuna. Esto haría que la vacuna anti-coronavirus creara decepción e impresión de fracaso entre la población, lo que redundaría en la pérdida de credibilidad de las vacunas en general. Lo anterior demostraría, una vez más, que los políticos son una especie de Rey Midas coprológicos. Es decir lo que tocan lo convierten en mierda.

El mal olor provocado por la frase anterior, lo disiparé con la noticia de que un grupo de investigadores, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, al frente de los cuales se encuentra la doctora Laura Palomares Aguilera, desde antes de la llegada de la enfermedad y usando la información de la secuencia genética del virus proporcionada, desde enero, por el gobierno chino a la comunidad científica internacional, han estado trabajando en una versión propia de una vacuna que ayude a combatir este brote epidémico. Los trabajos ya están en la etapa de prueba con animales.

Ahora sí que pecando de optimista, ¿cómo le caería a nuestro país que la tan buscada vacuna anti-Covid 19 saliera de la UNAM? Por cierto, nuestra UNAM ya regresó a la lista de las 100 mejores universidades del mundo.

3 Memes 3

El quédate en casa se transformó en Big Brother, después en Master Chef, y ahora en Kilos Mortales.

Desinfecté mi cubrebocas con thiner y ya no me molesta. Es más, creo que el día está hermoso. Los amo a todos.

Estoy a 5 kilos de que Google Maps me considere rotonda.