Su singular, por decir lo menos, definición de la democracia, explica la exasperada descalificación como “neoliberales, conservadores y partidarios de la corrupción” a los malquerientes que dicen “en México se instaura una dictadura o un gobierno autoritario”
En pocas semanas terminará el Gobierno de la República de atar los cabos sueltos para cimentar el nuevo régimen político, concreción del proyecto ideológico de la “revolución de las conciencias”.
Su singular, por decir lo menos, definición de la democracia, explica la exasperada descalificación como “neoliberales, conservadores y partidarios de la corrupción” a los malquerientes que dicen “en México se instaura una dictadura o un gobierno autoritario”.
A la arrogancia morenista le valdrá un comino la opinión de este conservador, pero aclaremos paradas. Quien pergeña estas líneas es conservador, pero guárdense las otras descalificaciones. No cree que quieran dictadura o autoritarismo, pero sí afirma que “la revolución de las conciencias” es réplica de la todopoderosa discrecionalidad de la Presidencia de hace 70 años, sin más límites ni controles que los impuestos por la despiadada realidad.
Seguridad: el castellano beneficio de la duda
Tras del atentado que derrumbó en 2001 las Torres Gemelas de Nueva York y mató a más de 3 mil personas, el Gobierno de Estados Unidos creó la Secretaría de Seguridad Nacional –Homeland Security- para coordinar las tareas de sus agencias de inteligencia.
Uno supone que así coordinará la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Omar García Harfuch a las dependencias que hacen tareas de inteligencia, una vez que la ley le conceda las facultades de oposición a la SSPC para poner en marcha la estrategia de seguridad del Gobierno de la Presidenta Sheinbaum.
La eficaz coordinación de tareas de inteligencia y de acciones regionales de la civil SSPC y Sedena, Semar y Guardia Nacional que confronten al crimen organizado merece el beneficio de la duda, podría ser la solución al tiradero que dejó la política de abrazos y no balazos.
Pemex: pragmatismo en el sindicato petrolero
Al inicio del sexenio anterior, al ganar Ricardo Aldana la secretaría general del sindicato petrolero en elección rigurosamente vigilada por el Gobierno, dio a Morena una probada de la realidad.
Creyeron sus propios slogans de “los líderes charros” y olvidaron que las razones más elementales para que los trabajadores, petroleros o no, elijan a sus dirigentes son que les consigan estabilidad laboral y buenas prestaciones.
Por eso Aldana, que desde que reemplazó a Carlos Romero Deschamps les consiguió estabilidad, aumentos salariales y prestaciones, le ganó hace seis años a la “democrática disidencia”. Y parece que acaba de repetirle la dosis en aras de la paz laboral que necesita la nueva dirección de Pemex.
NOTAS EN REMOLINO
Si a los ministros de la Suprema Corte de Justicia que renuncien les niegan sus pensiones, el Gobierno de la República y su partido habrán manchado su cacareada autoridad moral por un arrebato de vindicativa cólera… En los dimes y diretes por el impacto de la Reforma Judicial, pasó inadvertida la aprobación de los jueces sin rostro en futuros juicios. Sabemos que se abrió una puerta que luego, a juzgar por históricas experiencias, costará mucho cerrar … De continuar la devaluación del peso, quizá, sólo quizá, el Gobierno de la República logre que Banco de México le entregue algún recurso excedente… Afirman en Palacio Nacional que se alistan las reglas por las cuales podrán reanudar la CFE la compra de electricidad a las empresas privadas que generan energía de fuentes renovables, como la solar y la eólica. Hasta a Iberdrola, aclararon… A quienes esperan demasiado para actuar, Marie von Ebner-Eschenbach dejó esta advertencia: “cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado el tiempo en que se pudo” …