La pregunta para Ucrania, entonces, no es cómo ganar la guerra, no puede ganarla, sino cómo ganar la paz
¿Cómo poner fin a la salvaje guerra de Putin contra Ucrania, a la destrucción de la casa ucraniana desde sus propios territorios, ocupados por Rusia?
Se han diluido al menos tres vías para contener la invasión.
Primero: las sanciones económicas de Occidente, no han puesto a Rusia en situación de rendirse ante su impacto negativo en los ingresos del país, ni en la vida diaria de sus ciudadanos.
Segundo: la mediación esperada de China para inducir a Putin a negociar, no se ha materializado.
Tercero: el desgaste político de una guerra estúpida, llena de errores y humanamente costosa, de entre 40 y 60 mil soldados rusos muertos, no ha hecho mella en los poderes de Putin. No ha creado una crisis política interna que lo obligue a retirarse de Ucrania, como Estados Unidos se retiró de Vietnam.
Sólo queda entonces el campo de batalla: ganar la guerra o hacerla tan ruinosa para Putin que no pueda sostenerla, y ceda.
Esta opción parece lejana. Llegados al campo de batalla, el heroísmo tiene un límite. Ucrania no puede atacar a Rusia, y para defenderse del ataque ruso como ha hecho hasta ahora, no tendrá, en breve, misiles ni municiones suficientes.
En su entrevista con David Remnick, citada aquí (The New Yorker, 1 Febrero 2023), el historiador Stephen Kotkin hace estas cuentas:
Para su defensa contra la invasión, Ucrania ha necesitado disparar hasta 90 mil proyectiles de artillería cada mes. La capacidad de producción de sus proveedores es de sólo 30 mil: Estados Unidos 15 mil y el resto de los aliados, otros 15 mil.
No alcanzan, no alcanzarán.
Putin tiene arsenal suficiente, propio y comprado, para seguir destruyendo Ucrania. Y puede seguir mandando carne de cañón, jóvenes rusos, mal entrenados y reclutados por la fuerza, sin que tiemble su poder, como Stalin lo hizo, en proporciones descomunales, durante la Segunda Guerra.
¿A dónde lleva esto? A la conclusión de que la brutal invasión no podrá resolverse para Ucrania en el campo de batalla, por la sencilla y terrible razón de que nunca podrá ganarse ahí.
La pregunta para Ucrania, entonces, no es cómo ganar la guerra, no puede ganarla, sino cómo ganar la paz.
Mañana, algo sobre esto.