El expresidente Donald Trump, urgió a los republicanos a “no autorizar el límite de la deuda, hasta en tanto la Casa Blanca no recortara dramáticamente el gasto”. El proceso puso al país al borde de la insolvencia económica
Estados Unidos vive tiempos inéditos y peligrosos ante una incontenible polarización del país en vísperas de la elección presidencial de 2024.
La inaceptable politización de la negociación del presupuesto y del límite de la deuda, que antes era un proceso bipartidista y rutinario, ahora es una negociación ríspida para obligar a la Casa Blanca a eliminar programas sociales, que los conservadores no pudieron impedir con sus votos.
El expresidente Donald Trump, urgió a los republicanos a “no autorizar el límite de la deuda, hasta en tanto la Casa Blanca no recortara dramáticamente el gasto”. El proceso puso al país al borde de la insolvencia económica.
Ronna Mc Daniel, presidenta del Comité Nacional Republicano, dijo que “aunque malo para el país, el default de la deuda, en lugar de tener consecuencias negativas su partido, “podría ser buen argumento” de campaña porque “mostraría que el presidente Joe Biden está fallando al pueblo estadounidense”.
Los republicanos estaban conscientes de que la suspensión de pagos a la deuda por primera vez en décadas, habría desencadenado una devastadora catástrofe financiera global, más inflación, recesión, desplome de mercados de valores, desempleo masivo, reducción de la calificación crediticia de Estados Unidos y suspensión de pensiones a más de 70 millones de civiles y militares retirados.
Los nuevos eventos muestran intensas batallas y un profundo retroceso en los avances que se habían logrado en las últimas décadas de convivencia armónica, legalidad y civilidad política que esta nación había alcanzado y le llevaron a ser considerada el mejor ejemplo de una nación democrática.
Eventos ya desapercibidos por muchos potenciales votantes en la elección de 2024, debido a la indiferencia y falta de capacidad de asombro perdidos por los estadounidenses, a consecuencia de la fatiga informativa, parte de la estrategia de Trump.
A diferencia del impacto que hubiera tenido hace décadas, el Servicio Secreto, FBI y policías estatales, impidió el 24 de mayo, el 4o. intento de asesinato del presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, en los últimos 12 meses, deteniendo a Sai Varshith Kándula, de 19 años, nativo de India.
Kandula, residente de Sait Louis, alquiló una camioneta U-Haul en el aeropuerto de Dulles, en la que traía armas y aparentemente explosivos, para cometer el magnicidio.
Los votantes estadounidenses tampoco parecen estar muy interesados en la sentencia de Stewart Rhodes, líder y fundador del grupo terrorista domestico “Oath Keepers” a 18 años de cárcel, por sedición, a quien el Juez Amit Metha calificó como un peligro y grave amenaza para la democracia y el país”.
O las escandalosas revelaciones sobre la dádiva de miles de dólares, uso de aviones privados y yates, compra de casas, pago de educación y múltiples favores durante 25 años, del millonario republicano Harlan Crow al magistrado Clarence Thomas, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien omitió reportarlos y que aparentemente podrían haber influenciado decisiones de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos.
Otros Magistrados también han dejado de reportar ingresos, como establece la ley. Senadores han expresado preocupación y urgieron al presidente de la Suprema Corte, John Roberts, a establecer más rígidos códigos de conducta, para garantizar la independencia en el trabajo de la Suprema Corte.
En este complejo escenario, Donald Trump, primer expresidente en la historia consignado civil y criminalmente, alterna sus comparecencias ante tribunales, con la preparación de su defensa previa al cierre y conclusión de media docena de intensas investigaciones, que con seguridad resultarán en la presentación de cargos más graves y nuevas consignaciones.
En el estado de Georgia, por su intento de revertir el resultado de la votación, interferencia ilegal, amenazas e intimidación de funcionarios, a pesar de que en su nueva campaña de mentiras y falsedades, asegura que “se limitó a pedir al secretario de Estado, Brad Raffensperger que le entregara unos votos” cuando en una grabación, todos escuchamos la exigencia.
Por parte del Departamento de Justicia, por retención ilegal de documentos altamente clasificados, sensitivos para la seguridad nacional, en sitios inseguros, aparentemente mostrados a algunos visitantes a Mar a Lago y trasladados de un lugar a otro, para su almacenamiento, antes de la redada del FBI.
También por sus numerosos intentos de impedir, por todos los medios a su alcance, incluyendo el desplazamiento de la guardia nacional, la confirmación del triunfo del Presidente Joe Biden, con la intención de permanecer en el poder, a través de un golpe de estado.
Tras obtener el testimonio de prácticamente todos los empleados de Mar a Lago, cintas de vigilancia y otra evidencia, el fiscal especial Jack Smith tiene elementos suficientes que representan quizás, la mayor amenaza legal para el expresidente podrían complicar la situación legal del expresidente.
Bill Barr, exprocurador general, dijo que “Trump podría ser legalmente expuesto en el caso de los documentos Top Secret que ilegalmente llevó consigo.
Ty Cobb, exasesor Jurídico de la Casa Blanca dijo que “todo indica que se trata de un fuerte caso de obstrucción de la justicia”.
En ese caso fue obligado a testificar Evan Corcoran, abogado de Trump, bajo el argumento de que el expresidente pudo haber mentido a los abogados.
También es investigado por el intento de emitir una orden ejecutiva para confiscar las máquinas de votación de Georgia y otros estados, desplazando a la guardia nacional; el plan de sustituir delegados legítimos, por ilegítimos, que votaran por él y la insurrección violenta y asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021.
Trump trata de atribuir las investigaciones, consignaciones y juicios a que “es víctima de una injusta cacería”.
Culpa a la policía del Capitolio de reprimir a la multitud y al FBI y Departamento de Justicia, de “excederse con las detenciones y reciente consignación de los terroristas domésticos de los grupos “Oath Keepers” y “Proud Boys,” a los que, prometió, otorgará perdón presidencial, si llega a la Casa Blanca.
Los abogados de Trump han solicitado una entrevista con el procurador general de justicia, Merrick Garland, en la que quieren “denunciar” la “persecución del expresidente”.
Justo a la mitad de las elecciones primarias, el 25 de marzo de 2024, se realizará su primer juicio en la ciudad de Nueva York, sobre eventuales violaciones a la ley de financiamiento de campañas y la falsificación de documentos de sus empresas, para pagar el silencio de sus examines Stormy Daniels y Karen Mc Dougal.
Luego, vendrán los más fuertes.
También, la que se espera sea la consignación más fuerte: la retención de documentos Top Secret, altamente clasificados, vitales para la seguridad nacional, que existe la sospecha de que pudieron haber sido compartidos en memorias externas y que, -está comprobado- ordenó mover de lugar, en áreas no seguras y -de acuerdo a reportes- mostró a algunos visitantes.
Asediado por grandes amenazas y nubes de tormenta, esta superpotencia enfrenta numerosos riesgos, pero sin duda alguna, la posibilidad de que ahora bien posicionado y bajo control del aparato electoral en múltiples localidades, la bien estructurada, bien financiada, extensa y compleja conspiración, consiga el objetivo de reinstalar a Donald Trump en la Casa Blanca, lo que numerosos académicos y expertos políticos consideran como el peligro más grande para la democracia de esta nación.