Hoy, López Obrador piensa como en los tiempos de la presidencia imperial: los ministros a sus órdenes. De lo contrario, son unos traidores por cumplir con lo que él trata de violar: la Constitución
No llama a la unidad, llama a la transformación. Y de ahí, todo.
Florestán.
Andrés Manuel López Obrador tiene como tema recurrente a los ministros de la Suprema Corte de Justicia, siempre al servicio de los presidentes, subordinación que existió a lo largo del priato en el siglo pasado, hasta la reforma Zedillo de diciembre de 1994.
A partir de entonces, terminó la supeditación y ese tribunal constitucional asumió su total independencia que ha mantenido hasta ahora cuando lucha por seguir así, porque el presidente opera para que vuelva a ser un apéndice del Ejecutivo, estar a sus órdenes.
Esto lo ha reiterado al develar su proyecto de colocar cuatro ministros a su servicio para constitucionalizar todas sus reformas.
Ayer lo volvió a confesar cuando repitió que dos de los que propuso lo traicionaron, como ya había dicho, refiriéndose a Juan Luis González Alcántara Carrancá y a Margarita Ríos-Farjat, ésta a la renuncia inducida por él de Eduardo Medina Mora, y con Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, más el agregado de Arturo Zaldívar, tener los votos necesarios. Pero como ahora dice que los dos primeros no siguieron su línea, y fueron a acomodarse al bloque conservador alegando que son independientes, reiteró su propósito de cambiar la Constitución, reformar la Corte y elegir a sus integrantes por el voto popular para lo que necesita contar con mayoría calificada en el Congreso, que hoy no tiene, y hacer todos sus cambios en el último mes de gobierno, septiembre de 2024, para lo que ahora promueve desde las mañaneras su Plan C: votar en línea con su candidato presidencial para contar con ella.
Hoy, López Obrador piensa como en los tiempos de la presidencia imperial: los ministros a sus órdenes. De lo contrario, son unos traidores por cumplir con lo que él trata de violar: la Constitución.
Por lo menos en esto es transparente.
RETALES
- DINAMARCA.- En estos tiempos estelares de la 4-T se premia el fracaso y la ineficiencia. Es el caso del arqueólogo Juan Ferrer que en tres años acabó con el INSABI y lo ascienden a una subsecretaría de Salud. Allí reforzará la ineficiencia de Hugo López-Gatell y compañía. Como en los países nórdicos;
- RELEVO.- La llegada a Gobernación de Luisa María Alcalde se ha leído como un adelanto de Claudia Sheinbaum, que tiene en ella a uno de sus principales respaldos del lopezobradorismo y también como una antesala para el gobierno de la Ciudad de México, y su relevo, el cercanísimo Marath Bolaños López; y
- CIRO.- Un juez negó a la fiscalía de la Ciudad de México la solicitud de ampliar otros dos meses la investigación por el atentado contra el querido Ciro Gómez Leyva, el pasado 15 de diciembre y le ordenó cerrarla en quince días. ¿Por qué esa fiscalía no avanza en esta investigación? Seguimos sin saber quién, por qué y para qué, quiso matar a Ciro; autor intelectual y móvil.
Nos venos mañana, pero en privado.