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¿Quién quedará al frente del SAT? La favorita es Rosalinda López Hernández, quien hasta ahora ocupa la segunda posición en importancia dentro del Servicio de Administración Tributaria (SAT). Es la favorita por su cercanía con López Obrador y por ser parte de un grupo que está dentro del círculo de confianza del presidente. Su padre, el notario tabasqueño Payambé López Falconi apoyó mucho a AMLO en momentos difíciles, desde la década de los 90. Su hermano es el gobernador de Tabasco, Adán López Hernández. Ella es esposa del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón.

Rosalinda López Hernández ha hecho una carrera como legisladora local y federal. Participó como secretaria en la Comisión de Hacienda en la Cámara de Diputados en el 2003. Desde diciembre del 2019, ocupa la Administración General de Auditoría Fiscal General del SAT y desde esa posición ha sido una voz muy crítica en contra de las prácticas de evasión, elusión y simulación fiscal.

¿Ayuda o estorba a López Hernández su vínculo con dos gobernadores? En el contexto de la 4T no parece ser un factor adverso, pero en una perspectiva más amplia constituirá un asunto sobre el que deberá trabajar. El presidente ha dicho una y otra vez que prefiere la lealtad a su proyecto que las capacidades técnicas, pero el SAT tiene un “ejército” de profesionales que respetan el ascenso meritocrático y tienden a rechazar a los recomendados. Puede ser injusto referirse a alguien como esposa de… o hermana de…, pero también resulta absurdo negar que esas relaciones son una ventaja significativa cuando se trata de competir por los cargos. En el México de la 4T, no hemos podido superar eso de que el know who cuenta tanto como el know how.

Las personas que la conocen destacan la inteligencia y la habilidad política de Rosalinda López. Enfatizan que, sin ser una gran experta en temas fiscales, tiene conocimientos suficientes incluyendo estudios de posgrado. Señalan que sus capacidades políticas pueden ser muy útiles desde la jefatura del SAT, que es una dependencia donde se requieren habilidades técnicas, pero también mucha “mano” política. Su paso por la Comisión de Hacienda en el Congreso le da la ventaja de saber cómo se cocina la legislación fiscal. Su trabajo dentro del SAT le permitirá “ahorrarse” la curva de aprendizaje en una institución muy compleja.

El SAT es el responsable de la recaudación, en un país donde los ingresos tributarios son muy bajos en relación con el Producto Interno Bruto. En este rubro, México está en el último lugar en la OCDE, con 16.2 por ciento. Muy lejos del promedio latinoamericano de 22 por ciento. Es un organismo que es clave en la relación del gobierno con los empresarios. Quien encabeza el SAT debe atender a los principales hombres y mujeres de empresa y, con frecuencia, es el portador o ejecutor de malas noticias. Por la información a la que tiene acceso, es una pieza clave para el combate a la corrupción y también un flanco sensible de la lucha contra el crimen organizado. En el edificio principal del SAT, en la Ciudad de México, hay un muro de honor, dedicado a los funcionarios de la institución que han perdido la vida en cumplimiento de su trabajo. Son alrededor de 40 y predominan los trabajadores de aduanas.

Rosalinda López Hernández es la favorita para quedar al frente del SAT, pero no hay nada escrito. En noviembre del 2018 era, también, la favorita y se le atravesó Margarita Ríos-Farjat.