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Con un precio por barril de 25 dólares o menos, Pemex deberá acelerar el ritmo de su transformación e ir más a fondo en los esfuerzos para bajar sus costos.

La mezcla mexicana cerró en 24.11 dólares. Este dato importa porque significa que estamos llegando a la zona de peligro: a Pemex le cuesta producir un barril de petróleo 23 dólares, en promedio. ¿Qué hará Pemex, cuando el crudo mexicano rompa el piso de los 23 dólares?

La caída en vertical del precio internacional del petróleo es una de las sorpresas más desagradables del comienzo del año. Finalizamos el 2015 con una cotización de 27.11 dólares por barril de la mezcla mexicana.

En siete días ha caído 12 por ciento. Nadie apuesta por una pronta recuperación. Vendrán mayores descensos, porque Arabia Saudita mantendrá su estrategia de ganar cuota de mercado para eliminar competidores. Los saudíes aún tienen margen. Sus costos de producción no llegan a los 2 dólares por barril.

Petróleos Mexicanos no estaba preparado para un escenario tan negativo de precios. A decir verdad, ninguna de las grandes petroleras lo estaba. El descenso por debajo de los 30 dólares es una anomalía. Los mayores expertos del mundo colocaban al petróleo en este 2016 en un rango de 45 a 65 dólares.

El desplome de precios golpea a Pemex con más fuerza por una razón: llega en los momentos en que está ejecutando su proceso de reorganización interna, relacionado con la reforma energética. Las proyecciones del gobierno, al comenzar el sexenio, estimaban precios de la mezcla mexicana superiores a los 80 dólares en todo el sexenio. De ahí saldrían las utilidades que permitirían a Pemex pagar sus contribuciones fiscales y además financiar su transformación en una empresa más eficiente.

Con un precio por barril de 25 dólares o menos, la película soñada se ha convertido en una historia de suspenso, con rasgos de terror. Pemex deberá acelerar el ritmo de su transformación e ir más a fondo en los esfuerzos para bajar sus costos. En aguas someras, el barril cuesta menos de 9 dólares y en campos maduros, como Chicontepec, el costo de producción no supera los 17 dólares. El problema es que a ese valor hay que sumarle el costo del aparato administrativo, incluyendo las ineficiencias.

A la luz de los nuevos precios internacionales, Pemex está obligado a renegociar con el sindicato. El apretón al cinturón previsto en el acuerdo laboral del 2015 no será suficiente. La mayor empresa de México se encuentra en uno de los momentos más delicados de su historia. No podrá salir adelante, sin un sacrificio mayúsculo de sus trabajadores y un replanteamiento de la estrategia pública hacia la mayor empresa de México.

En el frente laboral, hay grandes riesgos políticos, dado el enorme poder del gremio que encabeza el acaudalado Carlos Romero Deschamps. ¿Cómo funcionará el esfuerzo fiscal de Pemex en tiempos de vacas flacas? La “gran vaca lechera” sufrirá anemia con los bajos precios internacionales. Sus ingresos disminuidos no alcanzarán para pagar impuestos y ejecutar un plan de inversiones que le den vialidad a futuro.

Los bajos precios no son un fenómeno pasajero, sino parte de una normalidad que puede durar varios semestres. Actuar ahora implica grandes riesgos, pero ninguno de ellos comparable con el peligro de mantener la inercia. En el futuro, Pemex será tan grande como su capacidad de transformarse.

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