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La discreción con la que se manejaron las negociaciones puede justificarse, por razones estratégicas, hasta el lunes 5 de octubre, fecha en la que se alcanzó un acuerdo entre los equipos negociadores de los 12 países. A partir de ese momento, es inaceptable mantener la discreción y el secreto.

El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) sigue siendo secreto, a pesar de que ya fue firmado por los representantes de 12 países. No tenemos acceso al documento que cristaliza el acuerdo comercial más importante desde el TLCAN. En vez de ello, tenemos propaganda a granel. ¿ A quién le extraña que crezca el miedo en sectores que pueden ser afectados?

Se trata del acuerdo comercial más secreto jamás negociado. El sigilo en torno al TPP es comparable al que han tenido operaciones militares; eso lo dicen en Estados Unidos donde existe una tradición de rendición de cuentas y de activismo ciudadano que incluye la vigilancia de grandes temas de negocios.

¿Debemos resignarnos a que así ocurra también en México? Si ustedes se asoman al portal de la Secretaría de Economía, no encontrarán información de calidad en torno al TPP. Estamos ante un acuerdo que tiene el potencial para transformar sectores claves en la economía mexicana. De facto, implica la renegociación del TLCAN, como lo ha reconocido Barack Obama. Se trata de un compromiso internacional que modificará las reglas del juego entre el Estado mexicano y las empresas multinacionales, e impactará nuestras normas laborales y medioambientales. Incluye también disposiciones que afectarán la forma en que los ciudadanos mexicanos utilizan Internet.

¿Es malo el TPP para México? Es imposible afirmar eso con la información disponible. Tampoco se puede sostener lo contrario. La discreción con la que se manejaron las negociaciones puede justificarse, por razones estratégicas, hasta el lunes 5 de octubre, fecha en la que se alcanzó un acuerdo entre los equipos negociadores de los 12 países. A partir de ese momento, es inaceptable mantener la discreción y el secreto. Cada vez que un funcionario del gobierno emite un discurso donde enfatiza la enorme importancia del TPP, se hace más evidente lo absurdo de la situación: siendo tan importante, cómo justificar la decisión de no mostrar el documento completo del acuerdo.

Wikileaks publicó en el 2013 una versión del capítulo dedicado a la propiedad intelectual; en el 2014, el capítulo sobre medio ambiente y, hace unas semanas, el correspondiente a protección de inversiones. Establece que las empresas de los países del TPP deben ser tratadas igual que las nacionales y corresponde a los gobiernos garantizar que sea así. Las implicaciones son inmensas. En lo positivo, habrá más competencia y presión internacional para que no haya favoritismos. Hay riesgos, porque limita la posibilidad de impulsar industria local en sectores donde la industria nacional esté menos desarrollada, por ejemplo, en petróleo.

La Secretaría de Economía ni siquiera ha comprometido una fecha para presentar el documento a la sociedad. No será pronto, de acuerdo con lo dicho por la ministra de Comercio Exterior de Perú, Magali Silva: “Tenemos un avance de 85% en la elaboración de los textos, aunque la elaboración del texto en español está un poco más rezagada, porque debemos asegurarnos de que se diga lo acordado en las negociaciones”, explicó la ministra.

Es problema de traducción, pero también de voluntad. ¿Se quiere informar o recetar propaganda? Para México, es el acuerdo comercial más importante desde el TLC con Estados Unidos y Canadá. ¿Es compatible la opacidad con la democracia y el desarrollo económico?