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“… Cuando el lobo atacó a las ovejas, Pedro gritó a la gente del pueblo, pero ya nadie le hizo caso”.

Ahora no es Pedro, es Andrés, el que dice que ahora sí, ahí viene el plan de reactivación económica del gobierno federal de la mano con la Iniciativa Privada.

En el cuento, el niño era alevoso y abusaba de la ingenuidad del pueblo que le creía cada vez que lanzaba la voz de alerta, hasta que la gente se cansó de sus mentiras y dejó de creerle.

En México, los empresarios son crédulos, quizá no tienen más alternativa que acudir cada vez que escuchan el grito de ahí viene el lobo desde Palacio Nacional y creer que ahora sí, este lunes se va a anunciar el plan de inversión conjunta con los capitales privados.

Ya han sido muchos los llamados en falso a los empresarios para trabajar en conjunto con la 4T y a diferencia del relato infantil, en la realidad del país, el gobierno federal ha atentado en contra de los intereses empresariales.

Desde la falta de cumplimiento de contratos, las decisiones arbitrarias que cancelan proyectos en marcha, hasta la adaptación con decretos a modo de las leyes para bloquear a las empresas del sector energético.

Esa falta de confiabilidad de la 4T se extiende a no pocos gobiernos locales, como el de la Ciudad de México, a cargo de Claudia Sheinbaum. Su más reciente lance, digno de un gobierno autoritario, de armar una investigación para señalar a una persona porque en un “auto de lujo” repartía despensas, todo para que “los medios investiguen”, es una señal de alerta para las libertades.

El delito lo cometieron los grupos que asaltaron y mantienen tomadas las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos del Centro Histórico de la Ciudad de México, no quien les lleva comida en un “auto de lujo”.

Pero Sheinbaum destina recursos de la ciudad para investigar y señalar a una empleada y una empresa que simplemente le sonó que cometían una falta, así, sin pruebas. Eso es el tipo de actitudes que no abonan a la confianza ni de los ciudadanos ni de los capitales.

Es en este ambiente que los dirigentes empresariales salen emocionados del Palacio Nacional a anunciar que ahora sí, ahí viene el plan de inversión conjunta para sacar adelante a la economía. Esto a pesar de que unas horas antes el presidente Andrés Manuel López Obrador había enviado al Congreso una iniciativa para modificar el sistema de pensiones con aspectos que no había negociado con los empresarios.

Con todo, el sector privado mexicano quiere creer, quizá no le queda otra alternativa que suponer, que ahora sí llegó el momento de que se cumpla la premisa del jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, de que la iniciativa privada es la única esperanza que México tiene para crecer.

Así que, el lunes llega el lobo de la cordura. El lunes la 4T caerá finalmente en la cuenta que necesita de los capitales privados para sacar a México de la profunda crisis en la que se encuentra. O bien, el lunes nos habrán engañado otra vez.