Elecciones 2024
Elecciones 2024

Cuando ya quedaba claro que sería imposible lograr un crecimiento económico de 2% en este año, ya de 4% ni hablamos, el presidente Andrés Manuel López Obrador echó mano de la retórica, su arma favorita, para distraer a sus seguidores de la realidad de un mal resultado económico.

Cada mañanera se crea un muro de “otros datos”, de distractores y frases contagiosas que alimentan un mundo paralelo, que resulta más popular que el mundo real.

En materia de economía dijo, hace no mucho, que no le preocupan tanto los datos que hablan de un crecimiento en cero, porque importa más el desarrollo. No hay duda de que sin crecimiento no hay desarrollo.

Esto no resiste el análisis más simple, pero lo que realmente lleva este mensaje en el fondo es que realmente no importa que no haya crecimiento, o que crezca la inseguridad o que haya evidencias de que la corrupción prevalece, lo que importa es que haya una buena percepción.

Si López Obrador dice que la economía va muy bien, que los expertos mienten, que es equivocada la metodología para medir el desempeño económico, no hace falta que tenga razón, si lo que dice es aceptado sin cuestionamientos por parte de sus seguidores.

Por ejemplo, el Índice de Confianza del Consumidor, que es una encuesta que hacen el Inegi y el Banco de México, inició este año en niveles máximos históricos que no coincidían con la realidad del consumo privado en este país, pero era una gráfica idéntica a la de la popularidad presidencial.

El índice de confianza de los consumidores se ha moderado, pero sigue divorciado de la realidad de un mercado de ventas al menudeo pegado al cero crecimiento. Pero también el sector industrial, con sus empleos y salarios, se encuentra en recesión.

Así que no importa el crecimiento, lo que cuenta es el desarrollo de una buena percepción del trabajo de la 4T. Sin embargo, la paciencia de la cartera vacía no dura mucho. Dicen que cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana.

Pasará lo mismo con otros temas como la inseguridad. Para abonar a la percepción de que son otros los culpables, la mayoría de Morena en el Senado pretende desaparecer los poderes en Guanajuato y en Tamaulipas.

Esto no sólo muestra el nivel de autoritarismo de la 4T, sino el descaro de no ver, por ejemplo, lo ingobernable que es Veracruz con Cuitláhuac García en el poder. Tanto descaro de esos legisladores causaría una indignación social inmediata, hoy no. Tienen la coraza de la percepción ciudadana mayoritaria de su lado.

Y ni hablar de la corrupción. En este gobierno están felices con el resultado del Barómetro Global de la Corrupción 2019, porque mejoró 37 puntos la percepción sobre la lucha contra este delito.

Es un logro de imagen de López Obrador, quien ha posicionado muy bien este tema como su bandera de gobierno. Pero en el México real, ahí está el manto protector en contra de personajes como Manuel Bartlett, de quien hay indicios creíbles como para iniciar una investigación penal. Sin embargo, la protección presidencial es total.

Sin crecimiento, con inseguridad y con serios indicios de corrupción no hay reclamos, porque lo que hoy cuenta es la percepción de que todo está requetebién.