Elecciones 2024
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La combinación de metas macroeconómicas sobreestimadas y un Paquete Económico equilibrado parecen una forma elegante de adelantar que para el 2021 esperan un balance primario deficitario.

Se ven muy bien en el papel una recuperación de 4.6% del Producto Interno Bruto (PIB) durante el 2021 y un balance primario en 0. Lo que da margen a que cuando fallen las estimaciones de crecimiento, de ingresos petroleros y recaudación fiscal, se ajuste el desequilibrio de las cuentas públicas a un margen maniobrable.

Pero eso es lo de menos, sobre todo porque hay que reconocer que, a diferencia de otros gobiernos de corte populista, la 4T tiene clara la importancia de no provocar desequilibrios importantes en las finanzas públicas.

Aunque, al final, su falta de visión sobre cómo procurar el crecimiento de la economía pueda, con el paso de los años, acabar por descomponer las finanzas públicas.

Lo que queda muy claro para el 2021 es lo mismo que vimos con los paquetes económicos del 2019 y el 2020: la 4T no sabe gastar para crecer. No sabe invertir.

Con total descaro, se despilfarran los recursos en las banderas de gasto del proyecto político-electoral del Presidente que le ganan a la responsabilidad de un jefe de Estado de sacar al país de la peor crisis en 90 años.

Los mismos proyectos faraónicos que desde el inicio del gobierno marcaron una ruta de un dispendio se mantienen y se refuerzan con más recursos para garantizar que no será con la creación de infraestructura como saldremos de la crisis.

Los porcentajes de incremento a Dos Bocas, Santa Lucía o el Tren Maya dejan ver que no hay preocupación por la recesión, sólo importa que queden listos para ser lucidos en tiempos electorales.

Ninguno de estos proyectos habrá de arrojar resultados concretos para el 2021 y la creación de fuentes de empleo pasa más por el cambio de giro de los soldados, de las armas a la cuchara grande.

El gasto social mantiene el mismo perfil asistencialista y no está diseñado para detonar la inversión. Es un gasto de muy bajo retorno.

En fin, el Paquete Económico propuesto por el Ejecutivo al Congreso y en vías de cumplir simplemente el requisito de aprobación por la mayoría del Presidente, tiene la virtud de un equilibrio maquillado.

Pero tiene el gran defecto de la mediocridad de sostener planes clientelares. No tiene ganas el gobierno de fomentar el crecimiento, de procurar la recuperación desde el sótano al que vamos a caer en este año de pandemia.

Hay que recordar que el presidente López Obrador prometió desde la campaña que, para el siguiente Paquete Económico, el del 2022, sí propondrá una reforma fiscal. Dependerá, claro, de que pueda conservar la mayoría.

Pero en cuanto al gasto, lo que hemos visto durante tres paquetes económicos consecutivos es lo que seguiremos viendo el resto del sexenio, un gasto en proyectos de relumbrón y un reparto de dinero a las bases que garanticen que en México habrá 4T para rato.

Lo que viene para la 4T

4.6% es la estimación puntual de crecimiento para el 2021, que tiene la SHCP.
Tiempos electorales

Los porcentajes de incremento a Dos Bocas, Santa Lucía o el Tren Maya dejan ver que no hay preocupación por la recesión, solo importa que queden listos para ser lucidos en tiempos electorales.
Reforma fiscal prometida

El presidente López Obrador prometió desde la campaña que, para el siguiente paquete económico, el del 2022, sí propondrá una reforma fiscal.