El primer tijeretazo sería a la Sedesol. Nada de lo que está escrito en el Paquete Económico que entregó al Congreso el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, es de su autoría o de su equipo. El Paquete Económico tiene la firma de la primera a la última hoja de Luis Videgaray Caso. Todos esos … Continued
El primer tijeretazo sería a la Sedesol.
Nada de lo que está escrito en el Paquete Económico que entregó al Congreso el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, es de su autoría o de su equipo. El Paquete Económico tiene la firma de la primera a la última hoja de Luis Videgaray Caso.
Todos esos documentos los tuvo que hacer suyos Meade en pocas horas. Evidentemente, está claro que el relevo en Hacienda fue para dar continuidad a la nueva política de disciplina que se adoptó desde la misma casa presidencial.
Lo que le tocará a Pepe Meade será defender todos los impopulares recortes que están contemplados. Un “no” no se le niega a nadie, me dijo el flamante titular de Hacienda.
Incluso me queda claro que al primer presupuesto que habrá de meterle tijera será al que él mismo calculó para la Secretaría de Desarrollo Social.
El primer aval importante que habrá de recibir el Paquete Económico presentado se dará hoy en los mercados financieros. Justamente vimos cómo las horas previas al relevo en la Secretaría de Hacienda marcaron una turbulencia financiera que se sosegó en el momento en que se confirmó la llegada de Meade a esa cartera.
Porque es un hecho que independientemente de las razones políticas, el relevo en la Secretaría de Hacienda fue posible porque había a la mano un buen candidato para el puesto, que supiera del tema y que tuviera el aval de los mercados.
Lo que viene de aquí a la aprobación del Paquete Económico en noviembre es un intenso cabildeo de los afectados por los recortes para tratar de paliar el tijeretazo y buscar que se haga la voluntad de Peña Nieto, pero en los bueyes del compadre.
Saben los más experimentados políticos afectados por la austeridad que se abre una puerta de cabildeo con el Congreso, que pueden usar para obtener beneficios para sus causas.
Y también los más experimentados legisladores ya saben que pueden aumentar algunas estimaciones como la del precio del petróleo para que en el papel se consiga la multiplicación ficticia de los recursos. Y ya con eso reparten y quedan bien.
Al mismo tiempo, habrá que ver si finalmente desde el Congreso alguna fracción parlamentaria se avienta a proponer algún incremento en algún impuesto. Ahí está la amenaza de aumentar en 100% el impuesto especial a las bebidas azucaradas.
Los afectados de la austeridad no dudarán en exhibir a la Secretaría de Hacienda como responsable de la cancelación de muchos planes que venderán como indispensables para el país. Habrá, pues, mala prensa para los promotores del regreso a los equilibrios.
Sin embargo, si se logra el objetivo de generar al menos el beneficio de la duda en los mercados de que hay tiempo y oportunidad de dejar este sexenio con finanzas en camino a la salud financiera perdida, podría haber una cosecha de indicadores de gran atención social como el tipo de cambio.
Porque, si bien la cantaleta oficial ha sido que el peso se devaluó por culpa del exterior, lo cierto es que hay un alto componente local en el deterioro de ése y otros indicadores financieros.
La primera lectura, rápida, del Paquete Económico para el 2017 adelanta un año complicado, pero con la esperanza de que ahora sí el gobierno del Peña Nieto entendió que la indisciplina presupuestal con afanes de parecer que la economía mejora siempre será una muy mala idea.