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Después de nueve años consecutivos de rendimientos positivos, los principales índices bursátiles de Estados Unidos registraron un retroceso en el 2018, en medio de un tangible incremento en los niveles de volatilidad.

El índice S&P 500, que a principios de octubre registraba un alza de 8.5% en el año, experimentó una fuerte caída durante el último trimestre del año para concluir el 2018 con una minusvalía de 6.9%, lejos del consenso de expectativas de principios de año que apuntaba a un incremento de 7.5 por ciento.

El desempeño también fue inferior al rango bajo del consenso que se ubicaba en 3 por ciento. Aunque los mercados han recuperado casi dos terceras partes del territorio cedido en el 2018, es importante entender las razones detrás del abrupto ajuste observado entre el 17 de septiembre y el 24 de diciembre cuando el S&P 500 registró un retroceso de 17 por ciento.

Aunque hay diferentes explicaciones, la mayoría de los especialistas apunta a una fuerte desaceleración en el crecimiento de las utilidades de las empresas para el 2019.

Aunque son pocos los especialistas que esperan una recesión en este año, la gran mayoría espera una desaceleración en el ritmo de crecimiento económico en Estados Unidos que, en combinación con el desvanecimiento del impacto positivo de una sola vez del recorte de las tasas de impuestos corporativos, se ha traducido en un ajuste a la baja en las expectativas de crecimiento de las utilidades de las empresas que componen el índice S&P 500.

Si a esto añadimos un entorno de tasas de interés más altas y un incremento en los niveles de endeudamiento de las empresas, las revisiones a la baja en los estimados de crecimiento de las utilidades de las empresas se vuelven aún más notables.

Adicionalmente, algunas de las grandes empresas del S&P 500, como Apple, han sufrido recortes importantes en sus estimados de crecimiento, por cuestiones particulares, como una demanda inferior a la esperada en sus nuevos lanzamientos.

Dichas revisiones a la baja han hecho que los múltiplos de valuación del mercado sean aún ligeramente superiores con respecto a los promedios históricos.

Otro factor que ha pesado es la implementación de políticas proteccionistas observado durante el 2018 que derivó en un creciente enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China.

Aunque estos dos adversarios se han dado una tregua temporal y han logrado algunos avances en las negociaciones para lograr una mayor apertura de China a productos e inversión de Estados Unidos en las últimas semanas, la amenaza de una escalada en las tensiones comerciales sigue siendo una espada de Damocles sobre los mercados.

A pesar de esta situación, el consenso de expectativas de los especialistas en Wall Street anticipa un crecimiento de 8.3% en las utilidades de las empresas del S&P 500, lo cual se traduciría en un aumento similar en dicho índice suponiendo que los múltiplos de valuación se mantienen constantes.

A pesar de esto, hay varios especialistas que anticipan una nueva recaída del S&P 500 a niveles similares a los observados en el último trimestre del año pasado en algún momento del 2019. Sin embargo, algunos de estos especialistas verían dicho ajuste como una nueva oportunidad de compra.

Aunque el 2019 podría ser el año en el que los mercados acaban de descontar la siguiente recesión o desaceleración mayúscula, también podría ser el año en el que la realidad económica alcanza al gobierno de Donald Trump, obligándolo a desistir de sus políticas proteccionistas.

Si la guerra comercial finalmente llega a su fin y la Fed concluye su ciclo de normalización de tasas con sólo un incremento adicional, entre otras cosas, podríamos ver al 2019 con mercados ligeramente al alza pero con mucha volatilidad.