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¿Por qué nos debe importar lo que está pasando en la India? Entre la Ciudad de México y Nueva Delhi hay una distancia de 14,656 kilómetros y ningún vuelo directo. Tenemos un racimo de temas calientes por acá y ese país está muy lejos, pero se ha convertido en el nuevo epicentro mundial de la pandemia, con más de 2 millones de contagios detectados en la última semana y un promedio superior a 2,500 muertes por día.

Estamos ante una tragedia humanitaria donde el sistema de salud está muy cerca del colapso: hay hospitales saturados; escasez de tanques de oxígeno y respiradores; morgues repletas y hornos crematorios que conviven con cientos de piras funerarias en las principales ciudades.

Lo que ocurre en el subcontinente asiático importa porque nos recuerda que la pandemia no ha terminado. Hay una alta probabilidad de que el covid provoque más muertes a nivel global en el 2021 que en el 2020. Además, hay un riesgo real de que no se detenga en la India la ola de contagios y muertes que vive uno de los dos países más poblados del mundo (1,382 millones de habitantes vs un poco menos de 1,400 millones de China).

El temor a una nueva ola de covid originada en la India está más que justificado. En ese país se ha detectado una variante del virus, llamada B.1.617, que ha sido localizada en otros 10 países, entre ellos Estados Unidos e Inglaterra. Está por verse qué tan contagiosa es dicha variante y cómo funcionan contra ella las vacunas disponibles. Los primeros reportes dicen que la Sputnik V produce los anticuerpos necesarios para neutralizar el virus.

Hablando de vacunas, la tragedia de la India es de importancia mundial porque India es el mayor fabricante mundial de vacunas. Allí se producen 20% de los medicamentos genéricos del planeta y alrededor de 60% de todas las vacunas que consume el mundo. En el caso particular de las fórmulas contra el covid, en el Serum Institute de la India se producía la mayoría de las vacunas de AstraZeneca con las que contaba el mundo y también la mayor parte de las dosis contempladas en la iniciativa COVAX, diseñada para apoyar a 92 países pobres o en vías de desarrollo, entre ellos México.

Por lo pronto, un primer efecto de esta ola de contagios en India es que ese país dejó de ser el mayor exportador de vacunas del planeta y se convirtió en un gigante que lanza un SOS en busca de la solidaridad mundial. El Serum Institute ha anunciado que no podrá cumplir con el calendario de entregas en el que se comprometía con 90 millones de dosis para los 92 países en marzo y abril. India pide al mundo comprensión por la no entrega y apoyo para conseguir vacunas, oxígeno y personal médico.

La crisis sanitaria que vive India complicará la recuperación económica de este país que en 2019 se convirtió en la quinta mayor economía del mundo, luego de rebasar a Reino Unido y Francia. En 2020 su PIB cayó 8% y el FMI estimaba un crecimiento de 11% para el 2021. Qué tan lejos quedará de este pronóstico dependerá de la capacidad de gestión de la pandemia en esta nueva fase crítica.

Más allá del deterioro de las perspectivas económicas, algunos expertos alertan sobre los riesgos de inestabilidad social y política en la mayor democracia del planeta. Decenas de millones de personas cayeron en pobreza extrema luego de las medidas de cuarentena decretadas en el primer semestre del 2020 y, al parecer, ocurrirá algo parecido o peor con el incremento de los casos y la interrupción de la normalidad económica.

¿Atenderá el mundo el llamado de India? ¿Se dejará ayudar el Gobierno de Narendra Modi? ¿Se mantendrá la estabilidad política, luego de la pésima gestión de la pandemia?