Elecciones 2024
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Dentro de una semana, el presidente Enrique Peña Nieto debe entregar al Congreso su segundo Informe de Gobierno.

No deja de ser paradójico que en este año en que más han trabajado los poderes Ejecutivo y Legislativo no pueden verse las caras para dar cuenta del trabajo presidencial.

Y aunque ya sabemos que no faltarían los diputados y senadores exhibicionistas, no es mala idea pensar en la recuperación de ese mecanismo de contacto entre los dos poderes tras la presentación del documento escrito.

Lo cierto es que a pesar de la cancelación del encuentro en la sede legislativa de San Lázaro, los presidentes no se han quedado con las ganas de hacer su propia fiesta. Y la próxima semana no será la excepción.

Enrique Peña Nieto convocará a Palacio Nacional a su gabinete en pleno, invitará gobernadores, legisladores, empresarios, dirigentes sindicales y demás, para hacer un corte de caja de sus casi dos años de gobierno.

Será un recuento de lo escuchado estos días en torno a las reformas estructurales, lo que implicaron en términos de negociación y lo que significarían para mejorar el funcionamiento del país.

Es una oportunidad de festejar esos logros, que sin duda son producto de la buena gestión política de este gobierno.

También habrá los datos económicos suficientes para obviar la falta de crecimiento de todo este tiempo. Tras los más recientes datos de crecimiento se pueden poner todos los meses previos de estancamiento.

Si el propio presidente dio por terminada la fase de las reformas estructurales, si el propio Peña Nieto cerró la lápida del Pacto por México, lo que necesita ahora es un amplio cartel de acciones de gobierno, de ejecución de los cambios legales conseguidos.

La creación de infraestructura es un mecanismo que le ha funcionado muy bien a Peña Nieto desde que era gobernador del Estado de México, por lo que ése podría ser un plato fuerte para eventuales anuncios para el día del Informe.

Y no hay duda de que el proyecto más grande que sigue pendiente es el del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Y por los movimientos que ya se notan en torno a ese sector, se ve que está cercana la fecha de anuncio del destino de esa obra tan indispensable.

Y atendiendo a los viejos usos y costumbres del partido en el poder, no hay mejor ocasión que “el día del presidente” para un anuncio de esa envergadura.

Más que una nueva terminal aérea, todo apunta a una ampliación del actual espacio hacia los terrenos disponibles a un lado del propio aeropuerto actual, eso daría margen a que creciera en operaciones al que bien podrían llamar el “Aeropuerto Poniente”, por aquello de que el aeropuerto de Toluca suena lejos.

Como sea, la obra que ya está en marcha es la construcción de un tren que tendrá como una de sus estaciones una que precisamente conecte con esa terminal aérea.

El destino del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es uno de los grandes pendientes de esta administración y por el avance de la solución y por lo emblemático de la fecha, bien podría quedar resuelta la incógnita la próxima semana, durante el mensaje político tras la presentación del segundo Informe de Gobierno