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El libro, El Capital del Siglo XXI no es una maravilla y ni siquiera tiene tantos lectores como comentaristas, pero toca un nervio sensible al hablar de la desigualdad…

Hablando de temas económicos, el libro del 2014 es El Capital del Siglo XXI, de Thomas Piketty. No es una maravilla y ni siquiera tiene tantos lectores como comentaristas, pero tiene una gran cualidad: toca un nervio sensible al hablar de la desigualdad.

¿Cómo se atreve ese columnista a decir que El capital no es una maravilla?, diría uno de ustedes. Los reto a que lean el ensayo. Son 649 páginas que tienen la virtud de estar bien escritas y reducir al mínimo las fórmulas matemáticas tan socorridas por la academia de economistas, pero son 649 páginas y son de difícil lectura. No es el mejor ejemplo de divulgación. Contribuye a reforzar la creencia de que la economía es un asunto de economistas.

La gran recepción que tuvo el libro es una sorpresa porque no fue un trabajo pensado para un público masivo, reconoce su autor. Piketty lleva 15 años trabajando el tema y había producido trabajos de gran calidad para un público limitado: profesores y estudiantes interesados en la evolución de la desigualdad en periodos extremadamente largos de tiempo.

En el éxito del libro de Picketty ha sido fundamental la adopción del académico francés por algunos de los superestrellas del comentario económico estadounidense. Destaca el caso de Paul Krugman y Joseph Stiglitz. El Capital del Siglo XXI no habría tenido la resonancia que logró sin estos padrinazgos. Krugman y Stiglitz adoptan el libro porque les ofrece argumentos para reforzar su posición en el debate contemporáneo de Estados Unidos. Allá hay una preocupación creciente por la polarización de la sociedad. Un millonario llamado Nick Hanauer ofrece en TED, una de las conferencias más elocuentes al respecto, “los empresarios somos buenos en anticipar el futuro, eso nos permite tomar decisiones y ganar mucho dinero (Hanauer fue uno de los primeros inversionistas en Amazon), lo que yo veo es un futuro donde Estados Unidos se parecerá a la Francia del siglo XVIII… tengo un mensaje para mis amigos millonarios: vendrá gente hambrienta armada con tenedores”.

En México hablamos de Picketty por moda. Siendo un libro dedicado a la desigualdad, es notorio que no dedica un solo capítulo al fenómeno de la inequidad en los países emergentes. Es un libro dedicado a Estados Unidos, Europa y Japón. Los casos de México y Brasil están presentes en las entrevistas que ha dado el académico francés. Él reconoce que no tiene suficiente información, aunque parece estar en camino de remediar parcialmente la laguna. En la Escuela de economía de la Universidad de París, donde él trabaja, están construyendo una gran base de datos sobre el ingreso en todo el mundo. Se llama The World top incomes y está disponible en internet.

Cuando digo que hablamos de Piketty por moda es una provocación. México tiene más de una razón para tomar en serio el debate de la desigualdad. Somos un país peligrosamente inequitativo. Niveles moderados de desigualdad pueden funcionar como un motor para el esfuerzo en una sociedad capitalista. Tener inequidad similar a la africana produce estancamiento y opresión.

De París no vienen los niños y de allá no vendrán las soluciones a la desigualdad que padecemos. Que bueno que 2014 sea el año de Piketty. Más que por su libro porque nos obliga a ver de frente algo que hemos querido ignorar. Feliz 2015.