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Extraño pensar que hay algo como la muerte digna: una muerte deseable, parte deseable de una buena vida.

Pero la posibilidad de una muerte digna y su reverso, la posibilidad de una muerte horrible, es cada año el dilema de millones de seres humanos a los que la enfermedad terminal les ofrece solo una salida indigna de la vida: una salida dolorosa o degradante al punto del martirio.

De los 54.6 millones de seres humanos que mueren cada año en el mundo, dos terceras partes sufrieron enfermedades crónicas degenerativas, cáncer en particular. De ellos, la mitad fue conducida por su enfermedad a una muerte atroz: indigna y dolorosa.

En México mueren 377 mil personas cada año de enfermedades crónicas degenerativas. Solo 60 por ciento recibe los cuidados paliativos contra sus penas terminales.

México ocupa el lugar 36 entre 40 países donde se ha medido la “calidad de muerte”. En una escala de 1 a 10, la nota de México es de 2.7; la de Inglaterra, de 9.8.

Siete estados de la República mexicana no cuentan con servicios de cuidados paliativos; 17 tienen este servicio especializado en la capital del estado.

El IMSS, el Issste y el Seguro Popular solo brindan este servicio en alguno de sus hospitales del DF, Jalisco, Durango y Guanajuato. Solo en seis de las 102 facultades de medicina que hay en México se imparten cursos de cuidados paliativos.

La persecución de las drogas traba el uso terapéutico de la morfina y otros opiáceos. México tiene un consumo per cápita de morfina medicinal de 0.51 miligramos. El de América Latina es de 1.54. El de Estados Unidos, de 78.6 miligramos per cápita.*

Según la tasa actual de envejecimiento, se calcula que para el año 2020 podrían necesitar cuidados paliativos 6.7 millones de mexicanos.

Sus posibilidades de una muerte digna dependerán de que tengan recursos económicos y médicos dispuestos a acompañarlos a morir privadamente, porque las instituciones públicas apenas ofrecen hoy los recursos necesarios para una muerte digna.

* Las cifras en Mariana Navarro, “Morir con dignidad”, “Nexos”, junio 2015, con textos de Juan Ramón de la Fuente, Fernando Gómez Mont y Arnoldo Kraus.

 

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