Elecciones 2024
Elecciones 2024

¡Hola de nuevo!

Hoy te tengo más ideas y puntos de trabajo para seguir ordenando tu cartera y cuidando tu dinero. La idea es que aprendas cómo volar para que vueles tú solo.

Hoy hablaremos un poco más de las tarjetas de crédito.

Como hemos dicho, es un tema súper amplio. La colaboración anterior platicamos de 2 actitudes que nos meten en deudas: comprar ahora y pagar luego y; considerar el crédito como dinero extra.

Hoy nos meteremos más a fondo a revisar nuestras condiciones concretas de tarjetas de crédito y a saber cómo tener productos financieros (a.k.a. tarjetas de crédito) con los que pagar menos u obtener beneficios.

El crédito puede ser un gran aliado o nuestro peor enemigo. ¿Tú cómo lo ves? ¿Te ayuda o te complica? Cuéntame por twitter en @MarijoCodesal. En colaboraciones pasadas te he hecho esta misma pregunta. Me interesa mucho saber qué piensas. Sí estás de acuerdo con lo que te platico o no.

 

Empecemos por el principio.

La tarjeta de crédito es un producto financiero.

Piensa en un producto que te guste o te sirva. Piensa en un desodorante, por ejemplo. ¿Cuál marca te gusta? ¿Te funciona? ¿Cumple con lo que esperas de él? ¿Qué tan caro es en comparación con otros desodorantes?

Cuando elegimos un producto, como un desodorante, buscamos que primero cumpla su cometido: que yo no apeste a chivo todo el día. En segundo lugar, buscamos que nos agrade. Si no nos gusta el olor a florecitas pues no vamos a comprar esa marca. En tercer lugar, queremos poder comprarlo sin que nos salga un ojo de la cara.

Todo esto lo hacemos en unos minutos en el súper. Siempre comparamos. Cuando compramos comida igual, o lo que sea. Y no solo eso, si no nos gusta pues cambiamos de marca y/o de producto. ¿Si o no?

Pero, cuando “compramos” productos financieros nos vale gorro.  No elegimos tarjeta de crédito. Tenemos la que nos ofrecieron y dijimos que sí. No nos importa saber si nos sirve para nuestro estilo de vida, si nos agrada el servicio que ofrece el banco que emite ese producto y tampoco valoramos si la podemos pagar o no.

Nada más que atentos, porque al “comprar” este producto firmamos un contrato que nos obliga a ciertas cosas y que siempre trae letras chiquitísimas.

 

¿Cuál es la tarjeta de crédito que me conviene?

La respuesta sencilla sería: la que te cobre menos. Cosa que no es necesariamente cierta. Claro que todos queremos pagar menos, pero a veces eso no nos conviene. Me explico.

Todos tenemos diferentes estilos de vida, hay quien es más conservador, alguien más alocado, alguien tal vez tenga un trabajo por el que viaja mucho y otra persona que sea un poco desordenada.

Los bancos, que hacen súper bien su trabajo, han creado tarjetas para cada estilo de personalidad. Ellos siempre ganan, la idea aquí es que, por lo menos, tú también recibas algunos beneficios de parte de ellos y equilibrar un poquito la balanza.

Te voy a plantear unas preguntas para identificar cuál es tu estilo y puedas tomar mejores decisiones con respecto a tu tarjeta. Como con una pareja, a ver si son compatibles y si no, pues a otra cosa mariposa pudiendo encontrar alguna otra opción de banco y tarjeta que te convenga más.

¿Cuál es tu ingreso?

Saber cuál es tu ingreso nos permite saber a qué categoría de tarjeta puedes acceder. Están las tarjetas oro, platinum, black, centurión, clásicas, básicas, etc. Mientas más alto el rango, más cara es la anualidad. Para tenerlo en mente.

¿Para qué utilizas tu tarjeta de crédito?

Para pagar todos tus consumos mensuales y luego liquidarlos, para aprovechar meses sin intereses, para domiciliar servicios como la televisión o el internet, para viajar, o solo la tienes como respaldo en caso de emergencia.

Dependiendo del uso que normalmente le des puedes escoger entre opciones que te den beneficios.  Por ejemplo, si viajas mucho, escoge alguna tarjeta que te regale millas en una aerolínea. Si siempre vas al mismo supermercado o tienda departamental, solicita una que te regrese algún porcentaje de tus compras o te ofrezca promociones.

 

Costos de tener una tarjeta de crédito

Tener una o más tarjetas de crédito nos cuesta dinero. Aunque no la usemos. El CAT (Costo Anual Total) es un dato informativo que los bancos tienen la obligación de darnos. El tema con el CAT es que siempre es aproximado y se le suma el IVA. Nunca es un dato fijo. Se compone de todos los gastos que tienes que hacer al tener una tarjeta de crédito como la anualidad, las comisiones y los intereses.

Te conviene revisar el comparador de tarjetas de crédito que ofrece la Condusef. Ahí puedes checar muchas de las tarjetas que hay en el mercado y buscar alguna que cumpla con tu estilo de vida, que te otorgue beneficios, que no te salga tan cara y otros detalles. Recuerda que mientras más alta es la tasa de interés más cara te sale la tarjeta.

Todos estos datos también deben de venir en tus estados de cuenta. Aunque los bancos los ponen medio rebuscados y confusos para que no sepas bien a bien cuánto es lo que te están cobrando. Pero pues, ¡es tu dinero, no lo tires!

Haz tu propia comparación con las tarjetas de crédito que tengas. Te regalo un Excel para que puedas compararlas. Se llama Mis Tarjetas de Crédito.

Pagando mis tarjetas

De acuerdo con la Condusef, poco más del 40 por ciento de los usuarios de tarjetas de crédito paga el total de sus compras mes con mes. Eso quiere decir que solamente el 40 por ciento de las personas que tienen tarjetas pagan completo para no generar intereses. O sea, al 60 por ciento restante, los bancos los exprimen con intereses mortales.

¿Dónde estás tú, en el 40 o en el 60?

Si estás del lado del 60 por ciento ¡Bien por los bancos! Lamento decirte que no tan bien por ti, estás regalando tu dinero. Pero los bancos si están cumpliendo su cometido. Están haciendo crecer su negocio con tu ayuda.

Otro punto a considerar es la importancia pagar a tiempo para no regalar tu dinero. De por si pagas bastante por el servicio de tener la tarjeta de crédito, estaría cañón que quieras pagar de más.

Siempre puedes pagar el 100 por ciento de tus consumos. ¡Siempre! Lo que nos pasa a veces es que no tenemos un presupuesto, no organizamos nuestro dinero, no llevamos un control de gastos y por supuesto, gastamos más de lo ingresa en nuestras arcas.  Al hacer eso comprometemos nuestros ingresos futuros y crece la deuda. O sea, nos metemos el pie solos.

Si de plano ya estás muy complicado urge que arregles tus deudas antes de que te aplasten. Puedes empezar haciendo un presupuesto. Te regalo una plantilla para que lo hagas. Me la puedes pedir por correo electrónico.

Todas las tarjetas asignan un periodo de tiempo que usan para contabilizar tus gastos. Suele ser de un mes. Digamos que es del día 6 de un mes hasta el día 5 del siguiente. Por ejemplo, del 6 de febrero al 5 de marzo. En ese periodo de tiempo tú haces tus compras con la tarjeta.  Mientras más cerca estés del día del mes en que empieza tu periodo, más tiempo tendrás para pagarlo.

Al cerrar el periodo el día 5, el banco hace el corte y te manda un estado de cuenta con el total de tus gastos en donde te indica cuánto y qué día hay que pagar. Este monto que pagas ya tiene intereses calculados.

Aquí es cuando tienes que decidir pagar por completo el total de tus compras.  Si no lo puedes hacer, deberás pagar la mayor cantidad posible, porque al dinero que te falte por pagar le sumarán intereses moratorios y esos suelen ser más altos. Evita, dentro de lo posible, pagar el mínimo, eso juega en tu contra.  En este caso, lo que te convendría buscar es una tarjeta de crédito con el interés más bajo que haya. Si te estarás atrasando no conviene pagar más caro.

Ahora los bancos, con miles de condiciones, te deja mover las deudas de uno a otro. Vale la pena que lo consideres como una posibilidad.

¿Puedo cancelar tarjetas?

Puedes cancelar tus tarjetas de crédito sin problemas. Es tu derecho de acuerdo con los artículos 10 Bis 1 de la Ley para la Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros; del 16 al 19 de la Disposición Única de la Condusef aplicable a las Entidades Financieras y 48 Bis-5 de la Ley de Instituciones de Crédito.

Hay dos posibilidades: que liquides y dejes en cero tu tarjeta o que tengas deudas pendientes.

Si logras liquidarla entonces es más fácil. Deberás ponerte en contacto con el banco y cancelarla. El contrato vencerá al día siguiente de que hayas dado el aviso de cancelación. Esto es algo que los bancos odian, por lo que siempre ponen miles de trabas. Recuerda que es tu derecho cancelar en el momento que decidas y si no te dejan, acude a la Condusef. Por experiencia personal te lo digo, ayudan mucho y resuelven muy bien este tipo de problemas.

La otra posibilidad es que tengas deudas, pero igual quieras cancelar la tarjeta para conseguir otra con mejores condiciones para ti. También lo puedes hacer. La portabilidad de deuda es algo que también se puede hacer con las tarjetas de crédito, como lo mencionaba antes, y es una de las maneras de cancelar esa tarjeta que tan cara te está saliendo. Aquí de nuevo, mucho ojo, porque hay un nuevo contrato y tiene sus letrititas.

Podemos seguir hablando mucho más de todos los trucos, artimañas y detalles que se necesitan revisar para estar aprovechando al máximo este servicio financiero que tiene también sus ventajas. Con gusto podemos platicarlo personalmente.

 

¿Quieres saber la mejor parte?

Que saber concretamente qué tipo de tarjeta o tarjetas de crédito tienes te hará decidir mejor si debes conservarlas o deshacerte de ellas. Si te sirven o te estorban y estás regalando tu dinero. Recuerda que todas las deudas cuestan dinero.

No dejes de enviarme tus dudas, preguntas e intereses a [email protected].

También podemos seguir esta conversación por las redes sociales. Aquí hay una oreja y una compañera para viajar al fascinante mundo de las finanzas personales.