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Ese terrible organismo del imperialismo y los dictados neoliberales que es el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda a países como México destinar recursos públicos para apoyar a los trabajadores que han perdido su empleo en esta contingencia sanitaria, porque han perdido su ingreso y con ello sus posibilidades de consumo más básico. Terrible, ¿no?

Pero este gobierno, que le gusta usar el mote de bienestar en todo lo que hace y que se dice emanado del pueblo bueno, dice que prefiere mantener los equilibrios presupuestales, no incurrir en mayores déficits fiscales y no aumentar el endeudamiento público en proporción al Producto Interno Bruto (PIB).

Esto es equivalente a que los científicos nos adviertan que estamos a punto de enfrentar en la tierra la inversión de los polos magnéticos. Algo difícil de entender.

O quizá no. Porque este gobierno está dominado por dogmas anacrónicos y obsesionado con la conservación del poder que tanto trabajo le costó conseguir.

Claro, no faltan los tecnócratas de la 4T que quieren camuflar los errores económicos cometidos por este gobierno con un discurso técnico. Como ese nuevo mantra que traen de moda, de llamar a la recesión que provocaron el año pasado por las pésimas decisiones gubernamentales, como una desaceleración cíclica. Como si fuera culpa del destino haber perdido el ritmo de crecimiento. En fin.

El punto es que el FMI adelanta que es justamente México la economía emergente que más habrá de caer este año y una de las que menos habrá de recuperarse durante el 2021.

Para México, el pronóstico revisado del FMI contempla un derrumbe del PIB en el 2020 de 10.5% y un rebote durante el próximo año de apenas 3.3 por ciento.

Si bien el FMI tiene pronósticos de caída de hasta -12.8 para algunos países europeos, como Francia, Italia y España, también adelanta rebotes superiores a 6.3 por ciento. En fin, por más que se quieran acomodar las estadísticas, el caso de México es patético.

La negación es la divisa de este gobierno. Los otros datos o las bonitas canciones para dar gracias a la vida no alcanzan para paliar los malos resultados económicos, sobre todo, la pérdida de millones de empleos, del bienestar de millones de familias y el retroceso en bloque de todo el país.

En fin, no es culpa de ninguna opción política del mundo que una pandemia tan agresiva como la del Covid-19 tirara así la economía. El SARS-CoV-2 habría dañado al mundo con o sin Bolsonaro, Trump, Yeltsin o López Obrador. Lo que marca la diferencia es la respuesta.

De acuerdo con la visión del FMI, el mundo en su conjunto habrá de tener un retroceso económico de 4.9% durante este año, pero la recuperación en el 2021 alcanzará 5.4 por ciento. Todos caen, pero la mayoría logra una recuperación importante.

México se va a distinguir por quedarse rezagado, por no poder hacer valer su condición de economía emergente, con recursos naturales y humanos suficientes, para rebotar de forma más contundente.