Elecciones 2024
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La noche anterior al colapso del Libramiento de Cuernavaca, —me dijo Andrés el pasado domingo durante la comida— en la entrega de los Arieles, el actor Adrián Ladrón, al pronunciar su discurso de agradecimiento por el premio que le otorgaron, lamentó que en México se haya engendrado la corrupción; expresó que “este país está desapareciendo”. Por eso, cuando en la madrugada del día siguiente sucedió lo del socavón, llegué a pensar que las palabras del actor habían sido premonitorias.

Pues yo —le comenté a mi buen amigo— cuando supe lo ocurrido, recordé el eslogan del gobierno federal en la primera mitad de la presente administración: “Mover a México” y consideré que se les había pasado la mano.

Mover a México —complementó mi amigo— fue un eslogan al que, para ser veraz, le faltó una segunda parte. La frase debería de haber sido: “Mover a México con nuestras movidas”. De verdad que el país está metido en un socavón de corrupción del cual va a resultar muy difícil sacarlo. Además, sucede que la corrupción no está sola, está acompañada de su queridísima hermana, la impunidad. Unidas no hay quien las derrote. Y algo más, estimado amigo, en nuestro querido país la corrupción no es un problema coyuntural, es un asunto estructural.

Mira —se siguió Andrés abusando que como soy el anfitrión en mí siempre tiene un público atento— en cualquier país decente Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, hubiera renunciado a su cargo para permitir una investigación a fondo hasta encontrar a los responsables de la falla en una construcción que provocó la muerte de dos seres humanos y que además costó 1,163 millones de pesos más de lo presupuestado. Sin embargo, el señor sigue en su puesto y, como es costumbre nacional en casos como éste, el señor habla de investigar exhaustivamente hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga. ¿No has oído nunca algo similar? A huevo que sí. Este concepto lo enseñan en los partidos políticos en la sección de párvulos. En lo que viene siendo la preprimaria los instruyen sobre la importancia de tener a la mano siempre un chivo expiatorio como en este caso Ruiz Esparza tuvo al delegado de la secretaría a su cargo en el estado de Morelos, José Luis Alarcón Ezeta, una persona sin ninguna preparación para supervisar construcciones y obras hidráulicas y de infraestructura. Su trabajo anterior fue como director de las escuelas de inglés Harmon Hall.

Te apuesto lo que quieras —me dice Andrés mientras se prepara una bebida— a que la Constructora Aldesa, empresa española que reparte dinero en México, perdón, quise decir, que opera en México, va a salir indemne de ésta. Además, ya tiene dos contratos firmados con el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México. ¡Imagínate! Si un jet se cae en un socavón, con él se hunde el turismo internacional como, ahora, se hundió el turismo nacional en Acapulco.

Me llamó la atención —le arrebato la palabra a mi amigo— el tuit que dio a conocer el señor Aristóteles Núñez, exjefe del Servicio de Administración Tributaria en el que conminó a Ruiz Esparza: “Secretario @gruizesp, no es un socavón, no es la lluvia. Es negligencia y corrupción. Deje de hacerle daño al presidente y al país, renuncie”.

¿Eso escribió Aristóteles? Si llega a ser Platón, pide que lo linchen. Mira lo que son las cosas, cuando ese pinche Aristóteles era el encargado de cobrar los impuestos yo lo odiaba cordialmente mes a mes y en abril de cada año le mentaba la madre; en cambio ahora me cayó de poca —manifestó Andrés ya con síntomas de que la bebida le hizo efecto, lo que provoca que achispe su conversación. Pero no nos hagamos —ya encarrerado de alcohol no suelta el micrófono. ¿Tú crees que con la renuncia de Gerardo Ruiz Esparza el país saldría del socavón de corrupción en el que estamos? Ni madre —se contesta él mismo— ¡Coño! En Brasil van a meter a Lula a la cárcel y aquí no renuncia un pinche secretario. ¿No te da vergüenza? Además, ¿cómo dice el tuit aristotélico? Que renuncie el secretario para dejar de hacerle daño al presidente y al país… No estoy de acuerdo definitivamente… Renuncie o no renuncie el país sigue jodido; hundido en el socavón de la corrupción. En cuanto al preciso, ya más daño nadie le puede hacer. Ya no quiere queso sino salir de la ratonera. Le faltan 17 meses para terminar el sexenio. En tres o cuatro meses habrá varios candidatos a la Presidencia y entonces sí, como antes hizo Fox, Peña Nieto va a bajar la cortina.

Aprovecho un viaje de Andrés al baño para cambiarle de conversación. Regresa cantando con la tonada de una canción de Luis Miguel: no culpes a la noche; no culpes a la lluvia; no culpes al drenaje; mejor culpa a los moches.

¿Qué opinas de que mañana —le recuerdo al lector que estamos en domingo— Guatemala nos regresa al gran Javier Duarte?

Ese pinche gordo va a servir para tapar el socavón.

Ay no creo, por gordo que esté, el socavón es más profundo.

No seas güey, va a tapar el socavón porque mañana todos van a estar hablando del pinche gordito y se va a olvidar lo del socavón.

¿En serio?

Claro: ausencia, Presidencia, consecuencia, indecencia y penitencia, hic…

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