Dicen las encuestas de Parametría que en el año 2009 solo 46% de los mexicanos sabía que México se había independizado de España. En 2010, año del bicentenario, la proporción creció: fue de 53%. Cinco años después, en 2015, ese saber retrocedió abrumadoramente, hasta 32% (El País, 18/9/15. La encuesta completa, aquí: http://bit.ly/1Yh9wNf). La verdad, … Continued
Dicen las encuestas de Parametría que en el año 2009 solo 46% de los mexicanos sabía que México se había independizado de España. En 2010, año del bicentenario, la proporción creció: fue de 53%. Cinco años después, en 2015, ese saber retrocedió abrumadoramente, hasta 32% (El País, 18/9/15. La encuesta completa, aquí: http://bit.ly/1Yh9wNf).
La verdad, me cuesta trabajo imaginar un mexicano que no sepa esto. Mi conclusión, un tanto melancólica, es que no conozco a los mexicanos. Estos mexicanos que no recuerdan los rasgos elementales de su historia, ¿quiénes son? ¿Qué es lo que sí recuerdan de su historia? ¿Qué memoria común los une, los define?
Memoria es identidad; memoria común, comunidad. ¿Qué comunidad somos que no recordamos cosas comunes tan obvias? Según la encuesta hay un 13 por ciento de mexicanos que cree que nos independizamos ¡de Estados Unidos!
Los que llamamos “mexicanos” no comparten este conocimiento mínimo de lo que algunos pensamos característico de nuestra memoria común. Está claro que compartimos ese rasgo solo una minoría: 32% en 2015.
Tengo la certeza vagabunda, en el sentido de que me visita cuando quiere, que el pueblo de México realmente existente tiene poco que ver no solo con el conocimiento de su historia, sino con su historia misma.
Me refiero a su historia anterior, digamos, al año de 1955 en el cual yo llegué a la Ciudad de México expulsado por un ciclón de mi pueblo, Chetumal.
México tenía entonces 25 millones de habitantes; la Ciudad de México, 5 millones, y mi pueblo, 8 o 9 mil. Había un famoso anuncio de cerveza que celebraba la preferencia de sus consumidores con un anuncio que decía: “25 millones de mexicanos no pueden estar equivocados”.
Entre aquel año, canónico para mí, y el que hoy transcurre, el “mercado libre de la carne” del que habló Andrés Molina Henríquez, puso en nuestro territorio 100 millones más de personas (114 millones acá y 11 del otro lado).
Algo muy serio tiene que haber cambiado en nuestra cabeza si tanto cambió, y tan rápido, en nuestra demografía, en nuestros cuerpos. En muchos sentidos, los últimos 60 años han parido, literalmente, un nuevo pueblo de México.
Minuto a minuto
