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En los últimos cinco años los mercados accionarios de EU han registrado bajas importantes en periodos de uno o dos meses entre mayo y agosto.

Una corrección se define como una caída de 10% o más a partir de un máximo para cualquier índice. La última corrección del S&P 500 ocurrió en octubre del 2011, hace casi cuatro años, y desde entonces el S&P ha tenido un alza de 86 por ciento.

Lo más cercano a una corrección que hemos visto fue la baja de 7.5% entre septiembre y octubre del año pasado. Éste es el segundo periodo más largo en la historia sin una corrección. Al cierre del viernes, antes del choque griego, los principales índices accionarios de Estados Unidos se encontraban de nuevo en máximos históricos. En los últimos 12 meses, el S&P, el Dow Jones y el NASDAQ llevaban un avance de 6.7, 7.3 y 15.3%, respectivamente.

Aunque los mercados han hecho una pausa en su tendencia alcista, hay especialistas que anticipan un ajuste inminente que podría convertirse en corrección y que podría darse antes de que termine el verano.

Éste no sería el primer ajuste veraniego ya que durante los últimos cinco años los mercados accionarios de Estados Unidos han registrado bajas importantes durante periodos de uno o dos meses entre mayo y agosto.

En el 2010, el Dow Jones tuvo una corrección de aproximadamente 12% entre finales de abril y finales de junio. En el 2011, el bache ocurrió entre mediados de julio y mediados de agosto con otra corrección de casi 15 por ciento. En el 2012, el ajuste se dio principalmente en mayo con una caída de 8 por ciento. En el 2013, se observaron dos ajustes, uno de 4% en la segunda quincena de junio y otro de 5% durante agosto. Finalmente, en el 2014 se dio un ajuste de 5% entre mediados de julio y principios de agosto.

Las razones para cada uno de estos ajustes han sido muy diferentes, desde las discusiones presupuestales y del techo de endeudamiento en Estados Unidos hasta la crisis del euro en Europa.

En la actualidad, las principales preocupaciones de algunos especialistas se centran en los siguientes puntos: i) un contexto de valuaciones por arriba del promedio histórico; ii) una posible desaceleración en el crecimiento de las utilidades de las empresas; iii) el inminente comienzo en el ciclo de tasas por parte de la Fed; iv) la incertidumbre sobre el crecimiento económico en algunas regiones del mundo; v) el periodo tan largo sin una corrección, y vi) las posibles repercusiones de la crisis griega en Europa.

Para los pesimistas, los niveles de valuación ya no son compatibles con un entorno económico como el actual.

No obstante, los que siguen teniendo una visión optimista de los mercados argumentan que si bien los múltiplos P/U están por arriba del promedio histórico, éstos están aún por debajo de los niveles que normalmente se observan en periodos en los que las tasas de interés son sumamente bajas.

Normalmente la razón P/U suele ser más alta cuando las tasas de interés son bajas porque el costo de oportunidad -es decir, la recompensa que ofrece la tasa libre de riesgo- es muy baja.

En lo que sí coincide la mayoría de los expertos es que una corrección probablemente sería de carácter temporal y no el principio de un bear market (definido como una caída de 20% o más).

Normalmente, un bear market se da cuando se presentan dos condiciones: i) que haya una situación de sobreendeudamiento y ii) que el ciclo de tasas de interés esté cerca de su nivel máximo

En la actualidad, en EU, tanto los hogares como el sector corporativo están lejos de una situación de sobreendeudamiento y el ciclo de alza de las tasas de interés está apenas por comenzar y será mucho más gradual que otros ciclos.

Mientras la recuperación económica siga contribuyendo a que las utilidades de las empresas crezcan y, sobre todo, las tasas de interés de largo plazo se mantengan en niveles históricamente bajos o que su alza se dé gradualmente, pareciera que no estamos en riesgo de un bear market pero sí de un ajuste.