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Mañana el Inegi publica una primera lectura del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre del tercer trimestre del año y salvo que haya ocurrido un auténtico milagro económico durante septiembre pasado, todo apunta a que se ha ralentizado la recuperación económica.

Es evidente que después de la caída del PIB del segundo trimestre del año, de -8.7% en su comparación anual, todo lo que habría ocurrido desde julio y hasta la fecha debería ser cuesta arriba.

La reapertura gradual de la economía implicaba la recuperación de muchas actividades económicas, pero era evidente que no habría un regreso a las condiciones previas a la pandemia y también quedó claro que, sin programas de respaldo a los agentes económicos, muchos no volverían a reabrir sus negocios y muchos trabajadores a sus puestos laborales.

Junio y julio tuvieron esa característica de rebote desde el fondo, pero agosto marcó una desaceleración notable en la recuperación.

Apenas esta semana conocimos el Indicador Global de la Actividad Económica, el IGAE, que en su comparación mensual tuvo un repunte de apenas 1.1%, lo que aplanaba completamente la tendencia de recuperación.

Así, las caídas económicas de abril y mayo fueron históricas, nunca antes vistas en casi un siglo en la economía mexicana. Pero la falta de recuperación de agosto fue algo sumamente preocupante.

Y dejaba ver ese temor de que dejar a su suerte a tantos millones de trabajadores y tantos cientos de miles de empresas implicaba su imposibilidad de haber sobrevivido a los efectos económicos de la pandemia.

Desde el gobierno federal usan las cifras del empleo como un ejemplo de la recuperación, cuando realmente dejan ver lo contrario.

El presidente Andrés Manuel López Obrador presume que en el Instituto Mexicano del Seguro Social se dieron de alta, entre agosto y septiembre, 210,000 empleos. El problema es que entre la recesión que ya atravesaba México y pandemia, se habían perdido hasta julio más de 1 millón 100,000 empleos formales.

Y si atendemos a los datos de la actividad económica de agosto, con ese crecimiento raquítico, va a ser muy difícil que se cumpla la promesa presidencial de que para el primer trimestre del 2021 se habrán recuperado todos los empleos perdidos.

Y aunque ya sabemos cómo es ese mundo de los otros datos, el problema es que tener a una autoridad federal alejada de la realidad económica impide que se tomen decisiones acertadas para fomentar la recuperación.

Así que, si septiembre no fue un mes de una recuperación económica espectacular, lo que tendremos es la validación de que la economía mexicana no alcanzará a rebotar lo suficiente como para no acercarse al doble dígito de decrecimiento del PIB durante este año.

Y si eventualmente los repuntes, dentro de esta interminable primera ola de contagios de Covid-19 en México, suman números importantes. Podríamos regresar dentro de este último trimestre del año a las cifras económicas negativas.

Por lo pronto, mañana habrá una primera parada en la realidad de los datos económicos actualizados de la economía mexicana.

  • Esta semana conocimos el Indicador Global de la Actividad Económica, el IGAE, que en su comparación mensual tuvo un repunte de apenas 1.1%, lo que aplanaba completamente la tendencia de recuperación.
  • Si los repuntes dentro de esta interminable primera ola de contagios de Covid-19 en México, suman números importantes, podríamos regresar en este último trimestre a las cifras económicas negativas.
  • 18.7% fue la caída del PIB en el II Trimestre, en su comparación anual.