Elecciones 2024
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En 2023, México rebasó a China y se convirtió en el primer proveedor de Estados Unidos. La noticia tuvo amplia resonancia en México y fue la nota principal de El Economista. Estamos hablando de un cambio de posiciones en el mayor mercado del mundo y de una fotografía de lo que está pasando en la “guerra fría” entre las dos mayores potencias del mundo. Una prueba de que existe el desacoplamiento del Tío Sam y el Dragón.

De manera un poco sorpresiva, la noticia no tuvo mayor repercusión mediática en Estados Unidos. El principal periódico de economía y negocios, The Wall Street Journal, ni siquiera la incluyó en su portada del jueves 8 de febrero, donde había siete notas principales y 16 llamados a otras notas con temas “menores”. Una posible explicación a esto es que la tendencia estaba clara desde mediados de año. El dato completo del 2023 sólo confirmó lo que estuvo pasando a lo largo del año.

Vamos a los detalles. México vendió 475,000 millones de dólares a Estados Unidos en 2023, esto significó un crecimiento de 4.8% respecto a 2022. Las exportaciones de China totalizaron 425,000 millones de dólares, un descenso de 20% comparado con el total de 2022. Para México fue 15.5% del pastel de las compras estadounidenses. La rebanada de China quedó en 13.9 por ciento.

No es la primera vez que México está arriba de China en el mercado de Estados Unidos. Hasta 2006, China estaba debajo de México, y también de Canadá. Las cosas cambiaron con la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio en diciembre de 2001. Esta decisión le pegó a México porque China era nuestro competidor directo en algunos productos, como ropa, calzado, juguetes y maquila de electrónicos. Profundizó la decisión de muchas empresas de Estados Unidos de convertir al Dragón en su principal proveedor y, en consecuencia, reforzar su papel como la “Gran Fábrica del Mundo”.

El rebase de China a México ocurrió en 2007. Entre el año 2000 y el 2007, las exportaciones chinas a Estados Unidos pasaron de 52,156 millones de dólares a 233,000 millones de dólares. En siete años se multiplicaron 4.5 veces. En el mismo periodo, las exportaciones mexicanas tuvieron un buen comportamiento, pero “sólo” crecieron 52 por ciento. En el año 2000, México vendía 146,000 millones a Estados Unidos y pasó a 223,000 millones en 2007.

Los siguientes años representan el ascenso espectacular de China, como proveedor de Estados Unidos y, sobre todo, el crecimiento de su importancia como rival económico y geopolítico. La inercia duró una década más. El punto de inflexión es la llegada a la Presidencia de Trump. En 2016, el abanderado republicano triunfó con un mensaje proteccionista, Make America Great Again. Para México, en un momento, significó el riesgo de cancelación del TLCAN y se convirtió al final en un nuevo acuerdo, el T-MEC. Frente a China, hubo un tratamiento más duro y la actitud de Trump fue más consistente: lo trató como adversario y le aplicó aranceles de 10 a 25% a las importaciones provenientes de China. La medida afectó a diversos productos, desde aluminio y acero hasta máquinas de lavar y paneles solares.

Las pérdidas del Dragón se volvieron ventajas para México. En 2018, año en el que Trump le empieza a aplicar aranceles a China, sus exportaciones eran de 539,000 millones de dólares (en 2023 fueron 427,000 millones), mientras que las de México eran 356,000 millones (en 2023 fueron 475,000 millones). En ese momento, principios de la administración de López Obrador, el término de nearshoring no ocupaba las marquesinas de hoy día. Estaba en la cabeza de algunos estudiosos y de un puñado de estrategas estadounidenses.

Los próximos años podrían reforzar esta tendencia de crecimiento de México y reducción de China. Por eso hablamos tanto de relocalización, nearshoring y friendshoring. Donald Trump ha empezado a amenazar con aranceles de 60% para China y eso significa que, si llega a la Casa Blanca, intensificará la guerra fría comercial con el Dragón. ¿Qué planes tiene DT para México? Por lo pronto, no deja ver sus cartas. Los más optimistas creen que se repetirá la película que vivimos entre 2016 y 2020. Yo soy cauteloso. Pienso que las segundas partes nunca fueron buenas… a excepción de El Padrino II.