El reto es reducir los riesgos y problemas para los que trabajan en oficinas y fábricas, pero sobre todo para los que trabajan en situaciones más complicadas o precarias: informalidad, situación de calle y/o espacios laborales inadecuados
No eres tú, ni soy yo. Las olas de calor hacen más complicado trabajar y provocan una baja en la productividad. Quizá eres de los que tiene algo de sueño y dificultad para concentrarse. ¿Cómo vas de ánimo? No eres el único que está irritable y hay veces que pierdes el control. Eso complica el trabajo en equipo. Es probable que hayas tenido más fricciones que de costumbre con tus compañeros de trabajo. ¿No querías volver a trabajar en la oficina?
Estrés térmico le llaman los profesionales de la salud a esta situación. Los síntomas van desde la sudoración intensa y la irritación en la piel hasta los mareos y otros problemas que requieren atención médica, como deshidratación severa y dificultades respiratorias. Los trabajadores de oficina son, quizá, los que más se quejan por el calor intenso, pero no son los más afectados. En primer lugar, están aquellos que laboran cerca de hornos o fundiciones. Les siguen trabajadores que realizan gran esfuerzo físico, por ejemplo, los que están en la industria de la construcción, el sector agrícola y los que se dedican a tareas de reparto a domicilio.
¿Estamos exagerando los que vivimos en el centro del país por las temperaturas de 30 a 35 grados que hemos padecido desde la semana pasada? Nosotros estamos convencidos de que no, pero así lo piensan los que residen en otras zonas del país. En junio del 2023, son 22 estados los que han registrado más de 40 grados en sus termómetros. En el norte, el sur, el Golfo o en el Pacífico. Sólo para poner las cosas en perspectiva histórica. La temperatura más alta registrada en México ocurrió en 1966. Fueron 58.8 grados en San Luis Río Colorado, Sonora.
El calor incrementa el riesgo de los accidentes de trabajo y afecta la forma en que se llevan a cabo las actividades productivas: hay una disminución de la capacidad física. En México no se mide el impacto del calor en la productividad, como no se miden muchas cosas. Somos más de cuentos que de cuentas. En otros países, como Estados Unidos, los cálculos del bajón productivo van desde 5 hasta 25% en días de calor extremo. La cifra depende del tipo de actividad, de la ciudad donde ocurre, de lo acostumbrados o preparados que estén para afrontar el calor: ¿qué tan equipados están los trabajadores, las oficinas, las ciudades… qué tan físico es el trabajo?
El hecho es que el calentamiento global ya ha empezado a afectar el mundo del trabajo. El Foro de Davos advierte que en 20 o 30 años será imposible seguir haciendo muchas de las actividades que ahora se hacen al aire libre. Es la agricultura, pero también la educación física en las escuelas y los trabajos de reparación a mediodía. Working in a warmer planet es un informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo en 2019, advertía que para el 2030 habría una disminución de las horas trabajadas a nivel mundial por las altas temperaturas.
Desde el 2015, la Organización Internacional del Trabajo elaboró lineamientos de políticas públicas para mitigar el impacto del cambio climático en el trabajo. Algunas de sus recomendaciones son relativamente fáciles de cumplir: garantizar que haya agua potable en el lugar de trabajo y que haya tantas pausas en la jornada laboral como se necesiten. Otras son más complicadas porque requieren colaboración pública-privada y interacción de calidad con sindicatos o trabajadores. México tiene una norma oficial que, en teoría, sirve para regular el trabajo en condiciones térmicas extremas. Esa Norma es la 015 y data de 2002. Nunca había oído de ella hasta que me puse a investigar para hacer este artículo. Consulté con algunos amigos y conocidos. Nadie la conoce.
Conocer la Norma Oficial es lo de menos. Lo importante es estar preparados para lo que viene: temperaturas más altas y condiciones más complicadas. Los nueve años que van del 2014 al 2022 están entre los diez años más calurosos desde que se lleva registro (esto empezó en 1880). En el 2023 se sienten los estragos del fenómeno meteorológico de El Niño y también, quizá, algunos de los síntomas asociados con el cambio climático. El reto es reducir los riesgos y problemas para los que trabajan en oficinas y fábricas, pero sobre todo para los que trabajan en situaciones más complicadas o precarias: informalidad, situación de calle y/o espacios laborales inadecuados.