Más allá de medidas de Salud Pública, necesitamos una infraestructura de cuidados. En el Congreso se han presentado al menos dos iniciativas para crear un Sistema Nacional de Cuidados
¿En qué momento dejamos que se quedara en los márgenes un tema central como el Sistema Nacional de Cuidados? Involucra a casi 90 millones de personas, según el Inegi y tiene que ver con 27% del PIB, de acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
En México, hay 58.3 millones de personas que reciben cuidados y 31.7 millones de personas que asumen las tareas de cuidadoras. Deberíamos decir CUIDADORAS, con mayúsculas, para dar cuenta de la importancia de sus labores y también debemos poner cuidado de poner una A. Es una tarea que recae fundamentalmente en las mujeres. Son 75% del total y dedican casi 39 horas a la semana a esa tarea.
Leyó usted bien: 39 horas a la semana, reporta la primera Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados, que produjo el Inegi. Es casi una jornada semanal completa, dedicada a cuidar a niños menores de 5 años; niños de 6 a 17; discapacitados y/o adultos mayores. En más de la mitad de los casos, este trabajo de cuidados se suma a actividades económicas en el mercado laboral. Tres cuartas partes de las mujeres que hacen trabajos de cuidados tienen entre 15 y 49 años.
Desempeñando el papel de cuidadoras se encuentran alrededor de 21.7 millones de mujeres. Además de reconocer su esfuerzo, deberíamos hacer algo para resolver la situación. La “recompensa” a su sacrificio es un cuadro de padecimientos y, con frecuencia, el estancamiento en el mundo laboral. Alrededor de la mitad de las mujeres que brindan cuidados trabajan menos de 35 horas a la semana en actividades remuneradas. Otras trabajan dobles jornadas y logran cumplir con excelencia en ambos espacios. Son Mujeres Maravilla y mujeres maravillosas, ¿qué podemos hacer por ellas?
Es necesaria una política de salud enfocada a las mujeres cuidadoras. La encuesta nos presenta un tablero de alertas que tiene prendidos focos en colores amarillo, naranja y rojo: 39% dicen que se sienten cansadas; 31% han disminuido su tiempo de sueño; 22% se sienten irritadas; 16.3% se sienten deprimidas; 12.7% declaran que se ha deteriorado su salud física y 5.3% dan cuenta de que han desarrollado alguna enfermedad o se ha agravado.
Más allá de medidas de Salud Pública, necesitamos una infraestructura de cuidados. En el Congreso se han presentado al menos dos iniciativas para crear un Sistema Nacional de Cuidados. Los legisladores no han dado luz verde, quizá porque hacerlo implica miles de millones de pesos para poner en operación guarderías, asilos, centros de rehabilitación para personas con discapacidades y plataformas de atención para adolescentes.
Las personas que reciben cuidados son más de 58 millones en México. Uno de los méritos de la encuesta que hizo el Inegi es que nos entrega una fotografía de este universo demográfico, que constituye alrededor de 45% de la población total. Los infantes de 0 a 5 años son los que reciben la mayor atención, 99% de las personas que están en este grupo reciben cuidados. En el otro extremo, se encuentran las personas que tienen 60 años o más. Aquí “sólo” 22.4% de las personas están cuidadas.
Cuando ponemos la lupa al funcionamiento del sistema de cuidados a la tercera edad, lo primero que brinca son las diferencias que existen por sexo: las mujeres están más atendidas, 24.1% del total. En el caso de los hombres de la tercera edad, 80% no recibe cuidados. Este dato es una llamada de atención para una sociedad que está en proceso acelerado de envejecimiento.
¿Qué vamos a hacer con los viejitos y las viejitas? En la mayor parte de los hogares no reciben cuidados y no contamos con infraestructura pública para atenderlos. Es importante que reciban una pensión y que ésta se actualice para que no se pulverice con la inflación. No es suficiente con darles dinero. Uno de los retos más importantes para el futuro cercano es implantar una red de protección y cuidados para los adultos mayores. Profesional y humano o viceversa, pero ya.