Elecciones 2024
Elecciones 2024

La membresía del PRI y del PRD entre los chiquipartidos quedó ratificada el pasado domingo 6. El sol azteca estuvo cerca de perder su registro, luego de 32 años existencia. Y desde hace dos elecciones federales registra niveles similares de votación que su antiguo aliado, el PT. ¿Y el PRI es el nuevo aliado incómodo para el PAN, como lo fue el PVEM de Jorge Emilio González hace dos décadas?

Priistas y perredistas han acusado a Movimiento Ciudadano de haber esquiroleado en las elecciones intermedias del lopezobradorismo, con su decisión de renunciar a la coalición electoral que originalmente se denominó Va por México. La tercera vía tampoco resultó tan exitosa como sus promotores esperaban, aunque mediáticamente irrumpieron en el escenario, colgados de banderas feministas, voces chilangas y liderazgos forjados en otras formaciones partidistas.

Con vehemencia, los dirigentes de los partidos herederos del nacionalismo revolucionario quieren negar lo evidente. Cuando cierre el 2021, el PRD ya no tendrá gobernadores emanados de sus filas y el PRI quedará con apenas cuatro gobernadores, sin haber podido ratificar una sola.

Peor, ¿imposible? El PRI no ha ganado una gubernatura desde 2017 —los triunfos entonces de Alfredo Del Mazo y Miguel Ángel Riquelme fueron altamente impugnados— y el próximo año tienen bajas expectativas para Oaxaca e Hidalgo. Por su parte, el PRD, en su porcentaje más bajo de la historia (incluso en 1991 tuvo más votos), tendrá su bancada en San Lázaro más pequeña. Y después de Michoacán, ya no tendrá gobernadores.

Si existiera, el manual del buen demócrata indicaría que Alejandro Moreno Cárdenas debería entregar su renuncia y dejar en manos del Consejo Político Nacional del PRI su permanencia al frente del partido.

El exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, ya apuró un emplazamiento en ese sentido al político campechano. En esa misma lógica, el líder del partido en aquella entidad del sureste, Eviel Magaña —exsecretario de Desarrollo Social durante el peñismo y excolaborador de Ruiz— tendría que apurar su salida, ante el fracaso del pasado domingo 6. En la entidad gobernada por Alejandro Murat, Morena se llevó todos los distritos federales. Igual sucedió en Sinaloa, donde la derrota —en el estado con el gobernador mejor evaluado— fue dantesca.

Hace dos meses, Alito trazó su meta: obtener 18% de la votación nacional y llevar a 70 priistas a San Lázaro. ¿Y las elecciones para gobernador? La postulación de los abanderados del tricolor fue un proceso arduo, que involucró a los mandatarios en funciones y a los liderazgos locales. Si hubiera ganado alguno de ellos, el mérito sería compartido. Las derrotas, es bien sabido, no tienen madre.

El dirigente nacional del PRI se apersonó el pasado lunes en Toluca para presumir los triunfos del equipo encabezado por Alejandra del Moral y el modelo de negociación con el PAN y el PRD, que concedió un bloque importante de candidaturas de la coalición opositora a los priistas seleccionados en la Plaza de los Mártires.

¿Una victoria pírrica? La versión mexiquense de Va por México presentó candidatos en 15 de los 41 distritos federales, pero ninguno de éstos era propuesta del PRI (de ésos, ocho llegarán a San Lázaro). En los distritos locales nominaron 20 candidatos, de los cuales 12 son priistas. Y de los 125 ayuntamientos, hicieron alianza en 72, de los cuales 22 propuso el PRI y el mismo número resultaron ganadores; entre ellos: Toluca, Metepec, Tlalnepantla y Coacalco, que se erigen como nuevos bastiones para el priismo local, que además de un relevo generacional reubicará sus áreas de influencia y fortalecerá otras. La exalcaldesa Ana Lilia Herrera Anzaldo es la priista más votada.