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El temor que ahora recorre el mundo es que el coronavirus Covid-19 pudo haber brincado el cerco sanitario impuesto por China para convertirse en una pandemia que afecte la salud y la economía globales.

China ha paralizado regiones completas en un intento de mantener dentro de ciertos límites la tasa de contagio de esta enfermedad que se transmite con facilidad, que es asintomática por largo tiempo y que, si bien tiene baja mortandad, no tiene una cura hasta el día de hoy.

En términos médicos, los expertos tratan de ponerse de acuerdo en si el Covid-19 dejó ya el estatus de epidemia para ser considerado como una pandemia, sobre todo después del súbito incremento de casos en Corea del Sur, Italia e Irán.

Pero lo que quedó claro con la jornada financiera es que, en términos financieros, el contagio ya fue global.

Hay daños que ya son evidentes para la salud económica de China que repercutirán en todo el mundo. Por ejemplo, en materia comercial. Se han roto muchas cadenas industriales y las tasas de consumo han bajado de forma ya notable.

Pero lo que hay es el temor de que un contagio descontrolado de este tipo de coronavirus pueda frenar el crecimiento global de la economía.

Las caídas bursátiles en torno a 3 y 4% son un recordatorio de lo fácil que resulta a los capitales volar a la calidad en momentos de angustia generalizada. Haya o no razones para ello, los inversionistas prefieren ponerse a salvo hasta tener más información.

Y en este caso, está claro que esos valores de refugio, como los instrumentos del Tesoro de Estados Unidos o metales como el oro, serán trincheras para los capitales mientras no haya más claridad sobre el rumbo que tomará el Covid-19.

La salida es rápida y el regreso a esos destinos de mayor riesgo a cambio de mayor rendimiento puede ser lento. Dependerá de la evolución misma de la enfermedad. Pero está claro que pondrán en cuarentena a los mercados financieros más riesgosos.

En México, hoy tienen la confirmación de una economía estancada con la lectura definitiva del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre del 2019 que hoy se publica. Saben que, a pesar de esa falta de crecimiento, no hay ajuste en la conducción económica del país.

No hay casos de Covid-19 en México, pero la economía y las finanzas parecen vulnerables en estos momentos de alta volatilidad.

Las vacunas que debe aplicar de inmediato el gobierno son aquellas que manden mensajes de certidumbre. Por ejemplo, el resultado del PIB del año pasado debería obligar a una corrección en las expectativas oficiales de expansión del PIB este año y con ello a recortar el gasto público.

Las medidas asépticas que tome la 4T con la estabilidad financiera del país servirán para que los capitales puedan sacar de la lista de países de mayor riesgo a México. Pero eso depende de los mensajes que mande este gobierno. Vamos, básicamente el presidente.